El lanzamiento del sexto álbum estudio de Mastodon, Once more 'Round The Sun, llegaba con la incertidumbre del más difícil todavía por saber si los estadounidenses serían capaces de hacer más grande, si cabe, una intachable discografía en la que hasta ahora habían logrado reinventarse así mismos en cada uno de los cinco discos de estudio editados hasta la fecha.
Pues bien, misterio resuelto. Aunque seguramente este disco no levante las mismas pasiones que sus hermanos mayores, la leyenda puede continuar. Y van seis!
Pues bien, misterio resuelto. Aunque seguramente este disco no levante las mismas pasiones que sus hermanos mayores, la leyenda puede continuar. Y van seis!
Y aún así, tras la primera escucha de este Once More 'Round The Sun me sentí algo decepcionado. Casi había aceptado que la misión de estos hombres sobre la faz de la tierra era sorprender al personal con material cada vez mejor que el anterior, y no había recapacitado lo suficiente sobre un posible descanso en ese infatigable ascenso hasta el infinito. Pero tomando la perspectiva que te dan unas sensatas decenas de escuchas, descubres sin demasiado esfuerzo que los punteos imposibles de Brent Hinds y Bill Kelliher, la anfetaminada batería de Brann Dailor y la voz enloquecida de Troy Sanders siguen ahí, esta vez sin demasiadas sorpresas, tras la estela de su exitoso The Hunter.
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De hecho el álbum comienza con un claro guiño a ese último trabajo de 2011 que tan buenas críticas les propició. Para abrir fuego, la épica Tread Lightly cumple con creces el papel de poner a punto al personal antes de que The Motherload saque a relucir el buen hacer de la banda con los estribillos, como ya hicieran en aquel Cult of Burl.
Con la potentísima High Road (cuantos cabezazos a portátiles habrá provocado esta guitarra por Tutatis!) la banda comienza a suministrar esa adictiva droga que emana de sus todopoderosos riffs. La sigue el tema que da título al álbum, donde la voz de Brent Hinds nos guía por todo un cañonazo puramente rockero, y Chimes at Midnight, otra de las joyas de la criatura, que nos traslada hasta el tantra psicodélico del universo Crack The Sky.
Con la potentísima High Road (cuantos cabezazos a portátiles habrá provocado esta guitarra por Tutatis!) la banda comienza a suministrar esa adictiva droga que emana de sus todopoderosos riffs. La sigue el tema que da título al álbum, donde la voz de Brent Hinds nos guía por todo un cañonazo puramente rockero, y Chimes at Midnight, otra de las joyas de la criatura, que nos traslada hasta el tantra psicodélico del universo Crack The Sky.
Pero en la segunda mitad del disco la temperatura baja unas décimas. Ashleep in the Deep, con un sonido muy Baroness, no llega a ser el cambio que quizá necesitaba el disco para tomar aire (a pesar de su tremendo final), y la sucesión de temas a partir de aquí no termina de ser lo efectiva que podría haber sido.
Así, Feast your eyes recupera la esencia de Leviathan y el bizarro Aunt Lisa parece sacado de los infiernos neuróticos de Blood Mountain, pero ninguno de ellos llega a destacar en exceso.
Una vez superado Ember City, el tema más prescindible del conjunto a pesar nuevamente del trabajo en las guitarras, el album gana enteros con Halloween, otro momentazo con un estribillo, punteo, y riff rockero que ya se apuntaba en Once more 'Round the sun, antes de encarar el final del disco con todo un órdago como es la apocalíptica y delirante Diamonds In The Witch House, que cuenta además con la ya tradicional aportación de Scott Kelly de Neurosis.
Una vez superado Ember City, el tema más prescindible del conjunto a pesar nuevamente del trabajo en las guitarras, el album gana enteros con Halloween, otro momentazo con un estribillo, punteo, y riff rockero que ya se apuntaba en Once more 'Round the sun, antes de encarar el final del disco con todo un órdago como es la apocalíptica y delirante Diamonds In The Witch House, que cuenta además con la ya tradicional aportación de Scott Kelly de Neurosis.
Resumiendo, que quizá este no sea el mejor trabajo de Mastodon y hasta es posible que le sobren (o le falten) un par de temas, pero siguen siendo tan buenos que pegarse por estas minucias tiene que ser malo para la salud.
Estamos de buena nueva: Mastodon ha parido otro disco y es para celebrarlo. Viva!
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