Bruce Springsteen por Danny Clinch |
El compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski solía decir que "en verdad, si no fuese por la música, habría más razones para volverse loco". Así que al lío.
En la marmita de hoy: Bruce Springsteen, AC/DC, Black Pumas y Robert Finley. Purita medicina sonora.
Robert Finley. Vueltas que da la vida. Tras pasarse media vida pilotando helicópteros del ejército de los Estados Unidos, media como carpintero, y el resto tocando por las calles, a los 63 años y con una ceguera galopante, a Robert Finley le llegó la oportunidad de cumplir su sueño gracias a la asociación Music Maker Relief Foundation, dedicada a rescatar a músicos que tocan en la calle y darles una oportunidad discográfica. Fruto de esto, grabó un fabuloso debut en 2016 bajo el sello Big Legal Mess Records, Age don't mean a thing, en el que el blues y el soul sureño se fusionaban bajo la cálida y agrietada voz de Finley. La buena acogida de aquel álbum hizo que la suerte le guiñara nuevamente el ojo acercándole al cantante de los Black Keys, Dan Auerbach, quien se lanzó a componer y producir todas las canciones de la segunda entrega de este "carpintero de Luisiana". El resultado fue uno de los mejores discos de aquella añada, de título Goin' platinum! (Easy Eye Sound, 2017), para el que el propio Finley contaba que “Dan me tenía que recitar las canciones al oído hasta que las memorizaba porque ya no me da la vista”. Los caprichos de algunas personas pueden cambiar la vida a otras.
AC/DC. Power Up (Columbia, 2020). Pocos creíamos en el retorno discográfico de AC/DC, y todavía menos éramos los que apostábamos porque ese retorno se materializara con la formación “mítica”, sin el bueno de Malcolm Young al frente lamentablemente, pero sí con Phil Rudd tras sus escarceos con la justicia, el regreso desde el retiro de Cliff Williams al bajo, y sobre todo la vuelta del Brian Johnson a la voz. Este nuevo trabajo de los australianos trae pocas novedades, como era de esperar, pero... ¿Quién las quiere? El productor Brendan O' Brien parece haberles cogido el punto tras sus primeros Black Ice (Columbia, 2008), que pecó de falta de revoluciones y exceso de minutaje, y el un poco más fino Rock or Bust (Columbia, 2014). Power Up sigue la línea de mejora que apuntaba su anterior trabajo y, aceptando que los Ballbreaker (y ya no digamos los Powerage) no volverán, nos encontramos con una más que correcta extensión de su discografía. Entre los doce cortes reunidos en esta nueva grabación resuenan ecos de la etapa Razor Edge, como en el tema que abre fuego Realize, clásicos resultones de la factoría Young como Shot in the dark, “medios tiempos” propios de la edad como Through the mist of time, o los juguetones juegos de riffs de Demon fire y Witch's spell. No le va a cambiar a nadie la vida pero ayudan a que la traca final de este inolvidable 2020 sea más llevadera. We salute you.
Black Pumas. Aunque por ahí se pinte de sueño americano el debut homónimo de este dúo, Black Pumas (ATO, 2019), la cosa tampoco tiene mucho más misterio. Un perro viejo del área de Texas, Adrian Quesada, productor y ganador de un Grammy como guitarrista del combo Grupo Fantasma, tiene un puñado de temas de aire retro soul para los que necesita una voz. Tras mucho buscar da con Eric Burdon, un tipo que se busca la vida allá donde pueda conseguir unos dólares, y que resulta tener en sus cuerdas vocales la llave para parir un señor discazo. Tanto como para jugarse el Grammy 2020 a mejor artista revelación, y dejarnos a todos con la cara de haber encontrado otro manantial de buen gusto. El resto de la historia pasa por temazos del calibre de Black moon rising, Colors, OCT33 o Stay gold, que se hinchan de clase y suavidad para evocar pasajes cinematográficos, muy en la línea de los trabajos de Danger Mouse, donde un soul de patina psicodélica no se suelta de la mano del magnetismo de los grandes clásicos del género, entrando directamente a jugar al equipo de los Michael Kiwanuka, Leon Bridges o Curtis Harding. Canela en rama.
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