Foto de Jason Seaman |
Sylosis. Dormant Heart. Después de un álbum tan redondo como aquel Monolith de 2012, es posible que a más de uno se le haya hecho cuesta arriba este último trabajo de los británicos...pero ojito. Pese a que esa bruma de pasajes atmosféricos con la que impregnaban sus temas haya levantado lo suficiente como para mostrar unos temas algo más concisos, continúa ese atractivo juego entre abismos, riffs vertiginosos y caídas al vacío que tantos adeptos cosecharon. Su efecto es menos inmediato, cierto, pero si sois pacientes saborearéis la elegancia y los muchos detalles, quizá desapercibidos en las primeras escuchas, con los que está tejido este discazo. La evangelización no fue en vano. Creedme.
Spidergawd. Spidergawd II. El proyecto paralelo de parte de los noruegos Motorpsycho, vuelve a la carga con una nueva y enérgica segunda dosis de su serie homónima. Quizá el factor sorpresa con el que fuimos rociados en su excelente debut haya desaparecido, pero aún así, este SII dispone de todos los elementos para el goce y disfrute de los que nos enamoramos de esta banda noruega el año pasado. El espíritu jam sigue condensado en piezas de tres a cinco minutos donde el saxo de Rolf Martin y el bajo de Ben Sæther, trazan líneas setenteras para que la batería de Kenneth Kapstad, y la voz y guitarra de Per Borten, den vida a frenéticos cortes de delicioso rock. Que no se mueva nadie que en 2016 llega el III.
JD McPherson. Let the good times roll. La tarea de continuar un inmenso primer LP como lo fue Sign and Signifiers era complicada, pero una vez escuchado el resultado podemos estar más que satisfechos. Pese a que el bueno de JD ha tratado esta vez de ampliar unos horizontes que le encasillaban dentro de las etiquetas más puramente revivalistas, ha dejado un rastro más que evidente con su anterior trabajo. Puede que a la segunda mitad del álbum le falte algo de ritmo, sobre todo teniendo en cuenta la fuerza de los primeros cortes, pero temas como Mother of Lies deberían de ser capaces de resetear a cualquier desconfiado. Hay que cuidar a este chico.
The Sonics. This is The Sonics. De la mano del que fuera productor de los White Stripes, Jim Diamond, estos señores, muy mayores ya, vuelven a la superficie casi cincuenta años después, con la simple y llana misión de divertirse y de paso, dar una lección a algún que otro imberbe. Sí niños, la tercera edad viene a por vosotros y lo hace a base de reunir una buena colección de versiones y temas garage que mantienen vivo el espíritu y la furia virginal de su juventud. Encabezados por la increíble y desgarradora voz de Gerry Roslie, los Sonics siguen coqueteando con el ataque cardíaco a lo largo de los doce pildorazos de los que se compone este trabajo, y nos regalan uno de los mejores discos del año. Toma ya. Como han dicho por ahí, es más divertido tocar que trabajar en cualquier otra cosa. Parece fácil ¿verdad? Pues no lo será tanto.
The Muggs. Straight Up Boogaloo. Y llegados a este punto, es el momento de presentar a la banda más fea del mundo. O por lo menos así es como se presenta este fantástico trío de blues rock de Detroit formado por Danny Methric en la guitarra y voz, Tony DeNardo al bajo, y Todd Glass en la batería. Los que hemos acudido a sus conciertos seguimos preguntándonos si por momentos Danny Methric no parece el mejor guitarrista sobre la faz de la tierra y elucubrando sobre porqué esta gente no encabeza el próximo Festival Crossroad. Su nuevo álbum, aunque algo más crudo que de costumbre, vuelve a ser una perfecta colección de riffs incendiarios totalmente ajenos al paso del tiempo que incluyen, además, un par de guiños a sus queridos Sabbath y Beatles en las versiones de Tomorrow's Dream y Yer Blues, respectivamenye. No se engañen, es posible que nunca hayan oído hablar de ellos, pero si ustedes quieren una buena dosis de blues rock quizá puedan contratarlos. Clase.
Y para completar la selección, un buen puñado de polizones a los que deberíais prestar atención. Empezamos por el R&B del francés Nico Duportal, quien ya dejó un excelente sabor de boca con su disco de 2011, Going back to Ya, y que este año regresa con un nuevo y selecto cóctel de sonidos cincuenteros en su Guitar Player. En la liga del metal, Baroness vuelven a tomar el sludge de sus primeras tonalidades como punto de partida tras haber bajado de revoluciones en su último Yellow & Green. Quizá la voz de John Baizley no esté a la altura de su propuesta musical, pero su intento por aunar todo el abanico cromático de la banda en este Purple, merece unas escuchas. Otro disco apetecible perteneciente al lado oscuro ha sido el de los suecos Tribulation, quienes parecen haber recogido el testigo de los desaparecidos In Solitude, y que en su último Children of the night proponen acercar el black metal hacia estructuras de heavy y rock más clásicos. Por último, la más que interesante vuelta de los también suecos Refused, que entre otras cosas, han sido artífices de uno de los mayores pepinazos del año. Ahí es nada. Id en paz.
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