jueves, 31 de enero de 2019

# 56 -Los mejores discos editados en 2018. Nacionales.

Y mientras el 2018 se disfraza de nuevo año, hacemos inventario de los artefactos sonoros "Made in Spain" que la criatura ha ido recopilando hasta el último instante antes de desaparecer tras la cortina del último día del año. Cómo pasan los días, ¡Y parece que aún fue ayer!

Hamlet. Fotografía de Irene Bernard
Hamlet. Fotografía de Irene Bernard
Hamlet. Berlín (Maldito Records, 2018). La segunda juventud de los madrileños sigue sacando músculo con un álbum cuyos surcos parecen haber sido tallados a partir de la mismísima contundencia sonora. Diez cortes asfixiantes, donde la guturalidad, las guitarras corrosivas y la electrónica, se unen para dar forma a uno de los discos más bestias de su discografía. Y ya no solo porque desde los primeros compases de Persiste, insiste, repite se lancen directamente a nuestras partes vitales, sino porque cada uno de los mamporros a mano abierta que le siguen vienen envueltos en lo que ellos mismo han definido como un sonido “masivo”. Una densidad sonora que se ve enriquecida por un tenue pero omnipresente velo electrónico, que se deja ver en los valles de temas como Eclipse o El principio de un comienzo, y que lejos de diluir la mezcla, consigue aportar mayor pesadez al muro sónico que construyen las guitarras de Luis Tárraga y Ken HC, el implacable ritmo de Paco Sánchez a la batería y el bajo de Álvaro Tenorio, sobre el que se alza el discurso desgañitado de Molly. Libertad, Cada día un día más, Abandonáis o la salvaje Vulgar… Sólo el hecho de empezar y cerrar con dos de los mejores temas de la colección es uno de esos detalles que sugieren que la banda está muy segura de lo que tiene entre las manos. Otro más.


Chaos Before Gea. Chronos (The Braves Records, 2018). Los malagueños suben su apuesta y se sitúan en primerísima línea del metal nacional con un inmenso trabajo que viene a coronar la fantástica trilogía que comenzó con Erebo (Blood fire death, 2013) y continuó con Khâron (Blood fire death, 2015). En este Chronos, el grupo formado por las guitarras de Adrián López y Hernán Jensen, la batería de David Arroyo, el bajo de Damián Schmitt y las voces de Ismael Pérez, se deshace de las orquestaciones e ingredientes más atmosféricos que impregnaban su anterior Khâron, para mostrar un disco mucho más crudo y contundente en las formas, pero sin abandonar el death progresivo que funciona como pilar maestro de sus canciones. El resultado es un álbum repleto de composiciones enrevesadas que zarandean al oyente entre un sinfín de referencias cruzadas, pero sin desatender unas líneas melódicas brillantemente trazadas que otorgan al conjunto la forma de soberano discazo. Mientras disfrutas de salvajadas como The Void, Rebirth o Spiritual Awaking cruzan por tu mente nombres actuales como Mastodon, Gojira o Between Buried and Me, o referencias más clásicas como pueden ser Tool, Machine Head, Deftones o Annhilator, pero que lejos de acaparar la atención del sonido de los malagueños, lucen como betas de los metales más cotizados en un disco absolutamente imprescindible para los amantes del metal de alta gama. Ahí lo dejo.


Giante. This is fine (Cosmic Tentacles, 2018). Premiados en el festival Villa de Bilbao de este año, han supuesto toda una sorpresa tanto para los amantes de la escena jardcoreta que no encontraban muchos peldaños dentro de nuestras fronteras en el que fijar sus ilusiones, como para los que nunca nos hemos alejado demasiado de las orillas que trazaron en su día bandas míticas como At The Drive In o Fugazi. Y es que este This is fine recuerda en muchos momentos a formaciones del empaque de las nombradas, pero sin en estancarse en los charcos de la imitación. La familiaridad que implica que alguno de los cortes esté cantado en euskera, nos aleja de la impresión que supone estar ante un debut que toma prestado retales de los clásicos con tan buen gusto, que si el tema lingüístico no destapase el pastel, podríamos pensar que se trata de una banda con mayor recorrido y experiencia de los Estados Unidos. Para la puesta de largo de estos doce cortes que forman su debut, los vitorianos han elegido la temática conceptual repasando doce dramas relacionados con los conflictos bélicos como el bombardeo de Gernika, la campaña rusa de la II Guerra Mundial o la matanza del 3 de Marzo de 1976 en Vitoria. Ojo con los novatos.


Angelus Apatrida. Cabaret de la Guillotine (Century Media, 2018). Insisto. Si alguien ha estado fuera del planeta Metal en la última década…con todos ustedes, Angelus Apatrida. Tal y como se aventuraba con aquel lujazo de adelanto que fue Sharpen the guillotine, los quijotes del thrash se niegan a dar un paso atrás en su brillante discografía y arrojan más metralla con la que apuntalar sus señas de identidad thrasheras, aunque esta vez se permitan mostrar más claramente las diferentes vertientes que fluyen por sus venas. Por supuesto hay pepinazos de vieja escuela como One of us, las tremendas Betraye y Martyrs of Chicago o Witching Hour, pero también “novedades” como lo es el guiño a la influencia de los alemanes Blind Guardian en la nombrada Sharpen the guillotine, o la de Pantera en Downfall of the nation, y hasta el hecho de darnos de bruces con la primera balada de la banda, Farewell, dedicada a un amigo fallecido a causa del cáncer. Producción impecable, de la que han salido relucientes el bajo de José Izquierdo y la “nueva” voz de Guillermo Izquierdo, quien parece haber abandonado su versión más Mustaine para mostrarnos tonalidades, para mí, mucho más interesantes, junto a unas letras que se esfuerzan en recordarnos toda la mugre que nos rodea. Nunca hubo vuelta atrás. Up the Angelus!


Toundra. Vortex (Inside Out Music, 2018). Aunque he de reconocer que este es el primer trabajo de Toundra que disfruto íntegramente…¡Por todo el metal instrumental del mundo, esto es un discazo! Y es que, aunque la calidad técnica de los albaceteños es incuestionable, en la escucha de todos sus álbumes anteriores se me metía en la cabeza un “nininini” constante que acababa por acorralarme en un enjambre de punteos a los que no veía la salida. Pero en este Vortex, Toundra ha optado por algo aparentemente tan sencillo como tratar de “deconstruir” su sonido hasta reducirlo a algo que pueda ser reproducible sin una excesiva presencia de artilugios pedaleros. El resultado es una colección de cortes mucho más liviana que la que presentan sus hermanos mayores, y que incluso cuenta con respiraderos a modo de interludios salpicados a lo largo de los poco más de cuarenta minutos que dura la criatura para facilitar su digestión. Composiciones más concisas pero con puntazos como las trepidantes Cobra y Touareg, la deliciosa Kingston Falls o los aires mozárabes que rodean Mojave. Como siempre ocurre con este tipo de bandas, sobre todo para los no iniciados, es inevitable que todos los títulos parezcan cubiertos con el mismo barniz, pero en las profundidades es donde están los detalles. Toma aire y sumérgete.


The Soulbreaker Company. Sewed With Light (Underground Legend Records, 2018). Las primeras notas del nuevo disco de los vitorianos vuelven a abrirse paso entre esa neblina psicodélica y onírica que desde hace un tiempo recubre su sonido, y que continua alejándoles de la explosividad purpleliana de sus inicios. Desde aquel fantástico Graceless (Alone Records, 2014), "La compañía de los rompealmas" ha ido incorporando material al sustento sonoro que les permite navegar por aguas internacionales estilísticas sin necesidad de asentarse en ningún patrón concreto, y desde las que repasan de con una destreza casi insultante todos los palos de la baraja de eso tan vasto que llamamos rock. Sewed With Light levanta anclas con las hipnóticas Inner the dark y I am te void, antes de que el piano de Javier Arteaga, acompañado de la voz de una soprano, suba el tono de la delicada At the end of the day hasta llevarnos a velocidad crucero. Le siguen Together que, sin abandonar ese aire épico y melancólico al que nos tienen acostumbrados los vascos, consigue hacer girar sobre si mismas las guitarras de Black Sabbath hasta llevarlas a "cacofonías" pinkflodyanas en sus minutos finales, y The world the blade donde todavía palpita el hammond a lo Deep Purple que los vio crecer. La joya de la corona, Persephone, inicia la cara B exhibiendo toda la fuerza psicodélica del combo, a la que sigue la suavidad de You guess but you don't understand y el "electro country" de You shook your tail, con voz femenina incluida y que acaba con un rugido distorsionado con ecos de Soundgarden. Las guitarras más oscuras, aunque las de esta gente siempre escondan una luminosidad evocadora, vuelven a salir a la superficie con Avoid the crash y la tremenda Arrhythmia, que preceden el final del viaje que dibuja The Beginnig. Impresionantes.



Morgan. Air (Goodbye Producciones, 2018). La formación de Carolina de Juan, Paco López, Ekain Elorza, Alejandro Ovejero y David Schulthess, continúan reivindicando la estela que dejó su anterior North (Goodbye Producciones, 2016) a través de un nuevo trabajo que se ha ido filtrando gota a gota por los poros de su exitosa última gira. Air está empapado de las vivencias, horas de carretera y las irrepetibles sensaciones que la joven banda ha ido experimentado en su espectacular puesta de largo en el panorama nacional. Amasando los mismos ingredientes, era de esperar que su sonido se mantuviese donde lo dejó aquel maravilloso Volver, tema con el que cerraban su anterior trabajo. Y así ha sido, aunque ha vuelto algo cambiado. Es un disco más vestido que North, con una producción más detallista y un menor número de títulos, que quizá lo haga más apetecible para los indecisos, pero que no ha perdido la frescura que nos enganchó en 2016. Pese a que el gran valor de la formación sigue siendo el emocionante universo de aromas Americana, Soul y R&B que la voz de Nina imprime al resultado final, la banda sigue acentuando su valor coral con paradas en desarrollos instrumentales que amplían el espacio sonoro del quinteto. Capitaneados por unos excelsos David Schulthess y Paco López, el grupo se anima a trazar interesantes surcos experimentales como los que contiene la maravillosa Planet Earth, con ecos de Mark Knopfler incluidos, la canción que sirvió de adelanto al trabajo, Another Road, o la mayúscula Marry you. Aún y todo, el disco transcurre por terrenos conocidos como muestran los cortes marca de la casa Oh Oh, Blue Eyes, Flying Peacefully o la ya nombrada Another Road, con tiempo para que el irresistible poder de la voz de Nina nos arrastre al epicentro negroide del combo en The Child o Be a man, o "La canción en castellano" Sargento de Hierro, que me hace volver a echar de menos más cortes en esta categoría. Discazo. Ah, ¿He hablado ya de Marry You? Dios...marry you, Nina.



Y de regalo, unos cuantas perlitas sueltas: la brillantez de Belako, los mundos progresivos de  Atavismo Puma Punku, la oscuridad metalera Perpetual Night, el funky de Cherry Boppers...y Jorge Ilegal. Grande.



Andad de día, que la noche es mía.

Salud para todos.

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