lunes, 13 de agosto de 2018

# 54 - Nombres de bandas procedentes de la literatura y el cine


Imagen de la película La Naranja Mecánica, de Stanley Kubrick

En el documental Back & Forth de Foo Fighters, Dave Grohl reconocía que si se hubiese tomado más en serio la banda que formó tras la desaparición de Nirvana, nunca le hubiese puesto el nombre por el que se conoce a los fenómenos aéreos no identificados que reportaron los pilotos de los aviones aliados en la Segunda Guerra Mundial porque, según él, “es el nombre más tonto de la historia”.
Y es que la elección del nombre es uno de los momentos cruciales en la vida de un grupo. Un error de cálculo puede provocar que tu talento musical esté muy por encima de tu imaginación a la hora de combinar las palabras con las que serás anunciado a gran tamaño en los carteles festivaleros, y desatar el sonrojo eterno. Una de las maneras de evitar esto, e incluso darte un punto interesante, es buscar tu media naranja entre las miles de referencias literarias o cinematográficas que nos rodean. Por eso, desde este vuestro blog hemos reunido una serie de agrupaciones que sintieron la llamada de películas, libros, poemas o derivados, para bautizar a sus retoños musicales. Abran bien los "ojídos".


Roisín Murphy y Mark Brydon de Moloko
En lo que lanzamos la moneda al aire y decidimos si empezamos por las letras o por el cine, comenzaremos por una banda cuyo nombre podría haberse inspirado tanto en el libro como en la versión para el cine de la obra original. Moloko, fue un dúo británico formado por Róisín Murphy y Mark Brydon, que nació de las revueltas aguas del trip hop en los años noventa, y que tras cuatro álbumes de estudio duró lo que la relación entre sus dos componentes aguantó. El nombre de la banda se origina de la jerga Nadsat de la novela La naranja mecánica de Anthony Burgess, y exitosamente adaptada años después al cine por Stanley Kubrick, en la cual significa leche (de la palabra rusa para leche молоко), y que en la novela hace referencia a la bebida láctea que Álex y sus "drugos" consumen mezclada con narcóticos.

Cara. Letras.

Dentro de las referencias musicales que ha dado la literatura universal, quizás el caso más curioso y “familiar” sea el de Richard Melville Hall, productor y compositor de música electrónica más conocido como Moby, quien tomó su nombre artístico del libro más famoso de su distinguido ¡tío bisabuelo! que por lo visto, y si los papas de Richard no mentían, era ni más ni menos que Herman Melville, autor de la novela Moby Dick.

La banda estadounidense de punk rock Pennywise, tomó el nombre del villano malísimo que aterrorizaba a los muchachos del pueblo de Derry en la novela de Stephen King It, publicada en 1986.

Portada del libro, The Velvet
Underground de Michael Leigh
Entre los ilustres del bando de los músicos, The Doors también tienen una raíz literaria. Según queda recogido en el libro Aquí nadie sale vivo. La vida de Jim Morrison, escrito por Jerry Hopkins y Danny Sugerman, parece que el intenso de Jim extrajo el apelativo para el cuarteto del ensayo The doors of perception de Aldous Huxley quien usaba el término de “puertas” para referirse a los alteradores de la conciencia, como el alcohol, los fármacos o las drogas, que te permitían ir más allá de tu propia percepción. Como nota para súper empollones, se dice a su vez Huxley se habría inspirado en una cita del poeta William Blake, que decía "If the doors of perception were cleansed, every thing would appear to man as it is: infinite", para escribir su ensayo.

Otros míticos que obtuvieron la inspiración de la literatura, y más concretamente de la cubierta de un libro, fueron The Velvet Underground. Cuenta la leyenda que Jim Tucker, hermano de la baterista de la banda Maureen Tucker, encontró tirado en la calle un libro sobre masoquismo titulado como ya podréis suponer, justo antes de que la banda de Lou Reed descubriese la horma de su zapato con el mecenazgo de Andy Warhol. Warhol produjo su primer álbum, lanzado como The Velvet Underground & Nico, en el que exigió la presencia de la modelo de su Factoría, Nico, y donde se incluían temáticas tan inusuales para la época del happy flower como el travestismo, la adicción a la heroína, o…el sadomasoquismo.

Un caso no tan evidente es el de Joy Division. Pese a que en muchos rincones de Internet se atribuye el nombre de la banda a la forma con la que se denomina en el libro La casa de las muñecas de Yehiel Feiner a los burdeles de los campos de concentración nazis, nutridos por las propias prisioneras judías, parece que las Joy Division no fueron simplemente una invención literaria de Feiner. "Las divisiones del placer" existieron, lo que no he logrado descifrar es si las mujeres eran prisioneras, si venían de países como Polonia o Ucrania (más afines a la doctrina nazi), o si simplemente era como se conocían a los prostíbulos en terreno alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Al tratarse de un hecho histórico, lo único seguro es que la banda buscaba la provocación utilizando referencias nazis en su nombre, pero no se puede asegurar qué es lo que condujo a Ian Curtis, cantante del grupo, hasta el nombre de Joy Division.

La tortuga de La historia interminable, Vetusta Morla
Dentro de nuestras fronteras también existen casos amparados por novelas. A parte de casos muy evidentes como Hamlet o Platero y tú, los madrileños Vetusta Morla toman su nombre de la anciana tortuga que habita en el Lago de la tristeza de la novela La historia interminable, escrita por el alemán Michael Ende; la cantante y compositora Mai Meneses encontró el seudónimo de Nena Daconte en un personaje del cuento El rastro de tu sangre en la nieve del nobel Gabriel García Márquez; Duncan Dhu, grupo ochentero liderado por Mikel Erentxun, es un homenaje a un personaje de la novela Las aventuras de David Balfour, de Robert Louis Stevenson; aunque el caso menos conocido por la mayoría sea el de Enrique Ortiz de Landazuri, quien pasó a ser conocido artísticamente como Enrique Bunbury. Dicho apelativo artístico (parece) nace de la obra de Oscar Wilde La importancia de llamarse Ernesto, en la que uno de sus personajes se inventa un alter ego llamado Bunbury, para poder llevar una doble vida más libertina y canalla que la que puede llevar a cabo con su familia y círculo social.

El mundo del cine también ha servido para destilar unos cuantos nombres a la nómina musical. En España, Hombres G o Gabinete Caligari, adoptaron sus nombres de las películas G Men, protagonizada en 1935 por James Cagney, y El Gabinete del Dr. Caligari de 1920 y dirigida por Robert Wiene, respectivamente.

Fuera de nuestras fronteras, los mismísimos Black Sabbath, que nacieron originalmente como Earth en 1969, deben su nombre a la canción Black Sabbath de su álbum homónimo de 1970, y cuyo título está inspirado en la película de terror italiana del mismo nombre. Gracias al éxito de la canción, Ozzy y compañía decidieron no sólo cambiar su nombre sino continuar por el sendero del rock con influencias de terror.

Un caso particularmente prolífico de películas cuyo título hayan alumbrado al nombramiento de grupos de música se encuentra en la filmografía del director Russ Meyer. Este estadounidense, especialista en la mezcla kitsch y bajopresupuestaria de sexo, violencia y mujeres de grandes pechos, ha inspirado una lista interesante de nombres como los grunjeros Mudhoney, las Vixen o los progresivos Motorpsycho.

Otro que no podía faltar en una entrada sobre música y cine es Rob Zombie. Este músico, amante del terror de serie B y director de películas como La casa de los mil cadáveres o Halloween, tomó como referencia para su primer y más laureado proyecto musical, White Zombie, el título de una película protagonizada por Bela Lugosi de 1932 del mismo nombre (aunque en España se conociera como La legión de los muertos sin alma).


Pero igual que ocurría con la literatura, si exprimimos un poco a la industria de la gran pantalla también nos da para encontrar grupos que hayan rebuscado entre los personajes de películas para lanzarse al mundo del espectáculo. Por ejemplo, The Beatles. Y es que una de las de las historias que se cuentan acerca de su nombre, es que tiene su origen en la película Salvaje de 1953 protagonizada por Marlon Brando, y en la que un grupo de moteros “disconformes con la sociedad”, llamados The Beetles (Los escarabajos), provocaban el caos allá por donde iban. Aunque la película estuvo prohibida en Reino Unido hasta 1968, lo cual hace tambalear la teoría, parece que a Ringo, George, Paul y John les gustaba el nombre de The Beetles. Por una parte se trataba de un guiño a una de sus bandas favoritas, Buddy Holly & The Cricktes (Grillos), además de que fonéticamente beet se asemeja a beat (golpeo o ritmo), que era como se denominaba al movimiento en el que estaba encuadrado su sonido en aquellos momentos. De todos modos, por si he creado toses incómodas en la sala, deciros que la película Salvaje sí “daría a luz” a un grupo de música. Y es que, como una pandilla de moteros necesita a otra para justificar su violenta existencia, los archienemigos de The Beetles eran los Black Revel Motorcycle Club, quienes muchos años más tarde “apadrinarían” sin saberlo a una banda de rock californiana de mismo nombre cuyo primer LP saldría en el año 2001.

¿Os ha gustado la entrada? Pues como postre, el caso de Duran Duran. Para los sorprendidos, como yo mismo, el nombre del famoso grupo de la New Wave británica de principios de los años ochenta, fue también el malo malísimo de la película de 1968, Barbarella, cuya trama no tiene desperdicio (vamos a la wiki): "El presidente del planeta Tierra, en el año 40.000, le encarga a Barbarella (Jane Fonda) salir en búsqueda del sabio loco, el doctor Duran Duran (Milo O'Shea), que habita en el planeta Lithion. Al llegar su nave se estrella. Es rescatada por un habitante de SoGo (la ciudad del mal), un ermitaño, quien la seduce y la convence de tener una relación sexual con él. El coito es un acto desconocido para Barbarella, ya que para entonces los terrícolas usan píldoras para obtener orgasmos. En un intento por escapar, Barbarella se estrella nuevamente y se encuentra con otros prisioneros esclavizados. Para poder continuar con su misión ella seduce a su vez a un ángel ciego, Pygar (John Phillip Law), que recupera la capacidad de volar después del encuentro amoroso. Logra llegar a SoGo en brazos de Pygar, es capturada y llevada ante la Gran Tirana (Anita Pallenberg), reina de SoGo, y allí descubre al doctor Duran Duran convertido en el recepcionista de la Gran Tirana. Barbarella es nuevamente capturada y condenada a morir mediante una máquina inventada por el sabio loco, que asesina a través de provocar enormes orgasmos, el Orgasmatrón." Ella luchará por su vida.

Sencillamente maravilloso.




1 comentario:

  1. https://www.jotdown.es/2022/11/bautizos-literarios-en-las-bandas-musicales/

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