jueves, 22 de septiembre de 2022

30 años de Rage Against The Machine

Hoy pasamos la tarde hablando de uno de los debuts más abrasadoramente rompedores de la historia del rock y cercanías: Rage Against The Machine (Epic, 1992), el álbum. Grabado en los míticos SoundCity, en directo y en una sola noche, alberga trallazos de la talla de los Killing in the name, Bombtrack, Know your enemy, Take the power back o Wake up. Para celebrar sus treinta añitos, repasamos alguna de las curiosidades que lo rodean.



Desde su portada, que recoge el instante inmortalizado por Malcom Browne con la inmolación del monje Thích Quảng Đức, que se quema a lo bonzo hasta morir en una calle de Saigón el 11 de junio de 1963 en señal de protesta contra las persecuciones que sufrían los budistas por parte del gobierno de Ngô Đình Diệm, el álbum aniquiló cualquier resquicio de ochenterismo musical de una forma similar a la que lo hizo el asteroide Chicxulub hace millones de años cuando impactó en la actual Península de Yucatán y dio pie a la extinción masiva de los dinosaurios. 


Aquel sonido mezcla de rap, funk y metal, sazonado con una cortante lírica contra el sistema, la cual ya venía anunciada en el nombre de la banda con ese guiño a uno de los discursos de Karl Marx que pedía a los trabajadores "Rabia contra la máquina (Sistema capitalista)", supuso una absoluta revolución musical y extra musical. Todavía hoy, en 2022, cuesta creer que la banda formada por Tom Morello a la guitarra, Zack de la Rocha en las voces, Tim Commerford al bajo y Brad Wilk en la batería, se gestara sólo un año antes, y semejante disco debut, o al menos una versión menos evolucionada de él, se paseara por varias discográficas dentro de una de las 5000 copias que la banda grabó para darse a conocer. 


Gracias a la mediación de Adam Jones, guitarrista de Tool y colega de la infancia de Morello, fue la discográfica Epic la que se llevaría a la saca un álbum que acabaría siendo triple platino gracias, sobre todo, a la reproducción radiofónica masiva de la canción Killing in the Name, que a día de hoy acumula casi setecientos millones de escuchas. La letra de este tema se soporta sobre únicamente ocho líneas (sin contar con los numeroso "fucks"), y se dice y se cuenta, que la impresión de la canción quedó inicialmente fuera del libreto porque la propia banda consideró que deslucía el resto de letras. 

Pero es que todo el trabajo era un caja pirotécnica, y medio mundo pasó a rifarse ser el primero en mostrárselo al resto de mortales. Siguiendo con las composiciones que dieron fuego al álbum, además de la archiconocida Killing, Wake Up (cuyo guitarreo está inspirado en los riffs zeppelianos que Morello había trabajado en una de sus bandas anteriores tributo a la banda de Page y compañía), acabaría en la banda sonora de ni más ni menos que otro pelotazo cinematográfico: Matrix.




El disco se grabó en los emblemáticos SoundCity de Los Ángeles, lugar de devoción sonora donde se dieron a luz inmortalidades varias a cargo de gente como Neil Young, Tom Petty, Guns & Roses o Nirvana, quienes por cierto registraron allí su Nevermind sólo unos meses antes. Se hizo en una noche, sin protección, en directo, y rodeado de colegas en la cabina de control. De hecho, en la canción de Know your enemy, participan Maynard James Keenan, vocalista de Tool, quien se suma a las voces en el puente del tema, y el batería de Jane’s Addiction, Stephen Perkins, quien le metió con ganas a un bidón de basura en apoyo a la batería de Wilk.

La forma de tocar la guitarra de Tom Morello era tan delirante para el momento, que la propia banda enfatizó tanto en el disco como ya en la cassette que lo precedía, que todo era real por la gloria de su madre, y que no se habían utilizado artificios extraños, sintetizadores, ni movidas que no fuera el tipo agrediendo a su guitarra a base de ¡scraches! y pedales de todos los colores. Esto sumado a la forma de rapear de De la Rocha, y uno de los dúos instrumentales más fornidos que se conocen, cristalizaron una impresionante banda que dio para un total de tres álbumes de estudio antes de su disolución.

Nada más y nada menos.







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