domingo, 14 de febrero de 2016

#41 - Los mejores discos internacionales editados en 2015 (I)

Saludos perrícolas del mundo,

Tarde como siempre y con el agravante de cerrar uno de los años más perrunos en cuanto a producción bloguera se refiere, os traemos la primera de las hornadas dedicadas a los mejores discos internacionales del año. Un triste 2015 en el que nos han dejado figuras como B.B. King, Allen Touissant o Scott Weiland, y que en sus últimos coletazos ha tenido tiempo de llevarse consigo al gran Lemmy Kilmister. En fín...¡Salud!

Lemmy Motorhead Ross Halfin
Foto de Ross Halfin



Mutoid Man. Bleeder. Señora colección de petardazos que este trío, formado por el batería de Converge, Ben Koller, el cantante y guitarra de Cave In, Stephen Brodsky, y el bajista Nick Cageao, se ha sacado de la manga. Temas fulminantes, de mecha corta, riffs enfermizos, hardcore vestido de stoner y sludge... todo bajo la producción de Kurt Ballou, guitarrista de Converge, que se está haciendo todo un nombretón en esto de apoyar la causa de la adrenalina bien facturada. No sé qué tienen de los primeros Mastodon, no sé qué de Protest The Hero.... Tú pones la nuca y ellos la droga. Me despeino.  (bandcamp)




Clutch. Psychic Warfare. Ya desde los primeros derechazos que te propina X Ray Vision atiendes sin pestañear a cómo Neil Fallon y los suyos te explican porqué son una de las bandas con más oficio y clase del negocio. Siguiendo la línea de su predecesor, y repitiendo Gene Freeman en las labores de productor, los estadounidenses vuelven a sacarse un disco sin fisuras. De nuevo caemos rendidos ante la oratoria del reverendo Fallon, la magia en las baquetas de JP Gaultier y una sección de guitarras impecable que reivindica la figura escondida de Tim Sult. Llevan muchos años en esto y parece que han encontrado su sitio. A ver quién es el listo que los baja de ahí. Grandes.



Between Buried and Me. Coma Ecliptic. Una de las bandas punteras del Metal Progresivo actual que pese a llevar quince años y ocho discos de estudio a sus espaldas, no habían logrado tocarme la fibra. Quizá sus orígenes core, o su indigesta primera toma de contacto por la excesiva complejidad de sus discos haya jugado en su contra. Afortunadamente para uno, este Coma Ecliptic se aleja de los ambientes más extremos y acepta los estatutos marcados por el metal progresivo sinfónico, pero sin dejar de lado su componente avant garde. Aunque instrumentalmente siguen por las nubes y sus temas son tan poliédricos como de costumbre, parece que esta vez el destino estaba más claro. (bandcamp)



Steven Wilson. Hand Cannot Erase. Después del maravilloso The Raven that Refused to Sing, y rodeado de prácticamente el mismo séquito de musicazos, el talento de Steven Wilson nos regala un nuevo trabajo salpicado de referencias reconocibles pero que en ningún momento desvirtúan su sello personal. El concepto del álbum, la triste historia de una muchacha británica que murió bajo el silencio de todos los que la rodeaban, prima sobre un virtuosismo que permanece presente, en segundo plano, a merced del discurso de Wilson. Quizá no raye al nivel de su predecesor, pero sigue jugando en las grandes ligas y demostrando que estamos ante alguien a quien la historia de la música dedicará más de una línea. He dicho.



Ghost.  MelioraPara distancias cortas los suecos siguen sacando provecho de su imagen y de una fórmula que van consolidando con cuenta gotas. Este Meliora sigue la estela de sus anteriores trabajos, con sus luces y sombras, aunque puede que sea su álbum mejor acabado hasta la fecha. La presencia del esoterismo en sus letras, el misterio de las identidades de sus componentes junto con la factura de discos disfrutables por no solo la fracción metalera del espectro, sigue alimentando el odio de sus detractores y la fe de sus seguidores. Quizá sea una banda sobrevalorada pero señores..nadie dijo que estos enmascarados fueran a cambiar la historia de la música.  A disfrutarlos mientras duren.


Graveyard. No os confundáis. Esto no es otra banda revival llevando a cabo una retrospectiva que invoca la nostalgia de un sonido que no les pertenece y que desapareció del planeta hace décadas. No en Suecia. Allí nada murió. Simplemente permaneció intacto, abrazado por el frío y acunando a criaturas que, una vez  lo suficientemente peludas, fueron capaces de destilar un rock tan puro como la nieve de sus paisajes. Con una producción impecable, sin necesidad de fuegos de artificio, un tempo más pausado e incluso acercando la fantástica voz de Joakim Nilsson a terrenos de clooner, estos tipos alardean con una naturalidad insultante cómo sería eso de sacar una obra maestra que el resto del mundo llamaríamos setentera pero que ellos simplemente llaman rock. De mayor quiero ser sueco.



Motorhead. Algo morirá en el rock cuando Lemmy se vaya. Esa figura macarra y desafiante, creadora de un estilo anfetaminado que mezclaba la fugacidad del punk con la contundencia del R&R, se ha marchado a patear culos lejos de aquí. Lo ha hecho prácticamente sobre los escenarios. Sin numeritos de retiradas y retornos. Haciendo buena su frase de "sólo cuando muera será un buen momento para dejar de tocar R&R". En agosto de este año, en plena gira festivalera, editaba junto a sus inseparables Phil Campbell a la guitarra, y Mikkey Dee en la batería, el que a la postre sería su último álbum de estudio. Los que no hayáis sido sacudidos por la corriente eléctrica de los Motorhead ya no estáis a tiempo. Estáis condenados a no haber visto a una de las leyendas del rock con mayúsculas. Ahora sólo queda venerar cada una de las dósis de Rock, simplemente Rock, que este gran hombre dejó como legado. No os engañéis, en la actitud está el secreto. ¡Brindad malditos! Va por Lemmy.



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