sábado, 25 de febrero de 2023

# 75 - Los mejores discos internacionales de 2022

Si alguna vez una civilización superior encuentra la ruta de este blog, que se lleven una alegría con los mejores discos internacionales editados en 2022. ¡Va por ellos!

Cave In por Jay Zucco
Cave In por Jay Zucco

The Afghan Whigs. How do you burn? (BMG, 2022). Que el tristemente fallecido Mark Lanegan diese el nombre a este álbum, pone una nota emocionante a otro capítulo de una formación de trayectoria intachable. Por ponernos en contexto, y echando la vista atrás, The Afghan Whigs fue la primera banda de fuera de Seattle en fichar por SubPop (por cierto que este es su primer álbum fuera del mítico sello). En sus inicios, destacaron por usar una mezcla de rock alternativo y soul arraigado en el universo Motown, que les haría alejarse de la escena grunjera que acogió su debut y poner una nota exótica en su sonido. Su historia, como la de muchos, podría resumirse en el típico grupo "aclamado por las críticas, pero a la que las ventas nunca acompañaron" pero lejos de heroicidades del pasado, su noveno trabajo esconde tantos estilos, y está hilvanado con tanto gusto, que es imposible que pase desapercibido para cualquier oyente con el más mínimo riego sanguíneo en los oídos. Temas cimentados sobre el poder gospel como Jiya o Take there (ambos, por cierto inmortalizan las últimas grabaciones de Mark Lanegan), pepinazos a plato abierto como I’ll make you God, y Getaway; el punto soulero de Please, baby, please, la épica Line of shots o delicadas piezas como In flames, Concealer o Domino & Jimmy...discazo.



Cave in. Heavy Pendulum (Relapse, 2022). Dios. ¿Está este Heavy Pendulum entre lo mejor que hemos escuchado este... ¡siglo!? Porque la cantidad de giros guitarreros que esconden sus surcos se podrían asemejar con la maraña de líneas de metro que fluyen por una megalópolis. Tras sufrir la muerte de su bajista original en 2018, Caleb Scofield, la banda tuvo que recomponerse en su base instrumental reclutando a las cuatro cuerdas a Nate Newton de Converge, y también en la parte artística. Y para esto último han contado con otro Converge, el guitarrista Kurt Ballou en la producción, y una energía catártica que parece haber hecho volar por los aires todas las expectativas que se tenía sobre ellos, porque la banda se ha liado a sacar brillo a todos los puntos fuertes que han nutrido su carrera y que les ha hecho lucirse por todos los palos de la baraja (desde el metalcore, el progresivo o el rock alternativo). Las guitarras de Stephen Brodsky y Adam McGrath elevan el arte ornamental del riff hasta la cátedra con monumentos a la rotura cervical como New Reality o Amaranthine, piruetas imposibles como Floating Skulls o Careless Offering (¡pero qué buena es!), el guiño noventero en Blinded by a blaze, o la sacada de elemento que supone el trío Waiting for love, Reckoning o Wavering Angel. Viva el stoner, el sludge y su...Una de la experiencias musicales más suculentas de este año.



Cult Of Luna. The Long North Road (Metalblade, 2022)Los suecos insisten en recordarnos los beneficios de incluir su sonido en la dieta de cualquier mortal luciendo el arte de sacar discos tan perfectos como asfixiantes. Como si del comienzo de la serie Dark se tratase, la dupla Cold Burn y The Silver Arc nos da la bienvenida por distintos escenarios de angustia a lo largo de 70 maravillosos minutos que dura el álbum, y por los que en todo momento no dejamos de sentir el aliento de unos sintetizadores que recuerdan eso de que la oscuridad no tiene fin. Entre sus abismos, encontramos la voz de Mariam Wallentin en la poderosa Beyond I, trayéndonos a la memoria el proyecto que Cult of Luna junto Julie Christmas, o la melancolía que supura Into the night con la voz del guitarra de la banda Frederik Kihlberg que nos devuelve la la vista a aquel fantástico EP que siguió a una de sus obras cumbre Dawn of fear (Metalblade, 2019), y donde la voz de Mark Lanegan (otra vez) protagonizaba uno de sus últimos lamentos. Pero en sí, se trata de un trabajo gobernado por corrientes de intensidad que nos zarandean entre subidas y bajadas, con lo que sin darnos cuenta acabamos arrojados contra su muro final donde la guturalidad de The long north road y Blood upon stone nos elevan por los aires para que el impacto de caer sobre el terror (casi palpable) Beyond II nos haga trizas. No volverás a la vida pensando que todo es lo mismo. Ave.



Meshuggah. Inmutable (Atonic Fire Records, 2022). Superando una de las portadas menos acertadas de su discografía, los suecos nos vuelven a triturar en su rueda de molino con la sana intención de martillearnos a base de imposibles ritmos hipnóticamente machacones, que esta vez sí parecen bailar en sintonía a nuestros ritmos vitales más oscuros. Y nosotros encantados. Porque la diferencia entre un disco de Meshuggah digerible y otro que no lo es, a parte de la paciencia que quieras echarle, está en sentirte en comunión con ese taladro sonoro. Entre las doce perlas que componen este trabajo, hay respiraderos como They move below o Black Cathedrals, que hasta te permiten despertar del atropello al que estás siendo sometido, pero en general se trata de un disco plano, sin singles, ni nada parecido a algo que pudiese etiquetarse como "guiño comercial". Tutatis me lleve. Aquí se está para lo que se está. Disfrutar del mantra neumático que avanza a la velocidad constante que ordena la amalgama de polirritmias sustentadas por Mr Tomas Hakke a la batería, junto a los familiares riffs estremecedores en un familiar áurea de perturbación sónica absolutamente acogedor. Sí hermanos y hermanas. ¿Canciones? Cuesta separar canciones del conjunto, pero ahí está esa Broken Cog, Light the Shortening Fuse, The abysmal, I`m that thirst...pero solo debéis dejaros llevar. Te deja el cutis como el de un bebé. 


Y por fin ha ocurrido el hecho de verme incapaz de desatascar la quinta posición de este ranking. Pero tranquilos todos, porque os dejo un suculento bol para que hurguéis en él. La vida puede ser maravillosa, como una caja llena de discos. Disfrutad.

En el campo del progresivo, el regreso de Elder con su fantástico Innate Passage (Stickman Records), y cosas tan sublimes como Endless return; el buque insignia del progresivo europeo con los noruegos Motorpshyco a la cabeza y su última criatura, de nombre Ancient Astronauts (Stickman Records), de los que empezamos a no reparar en su discografía igual que nos damos cuenta de la grandiosidad el cielo que nos cobija; la autocomplacencia de Steven Wilson con la vuelta de Porcupine Tree (o la inmensidad musical de un batería llamado Gavin Harrison). No será su mejor disco, pero si este es el final, es digno broche como así lo demuestran cortes tan redondos como Rats return o Harridan; el universo tan personal como fascinante capitaneado por Jason Pierce (también conocido como Spaceman) con el último trabajo de Spiritualized, Everything was beautiful (Bella Union, 2022); el desparpajo noventero de The Linda Lindas con Growing up (Epitaph, 2022); el séptimo albumaco de Kevin Morby, quien sigue la pista de monstruos como Bob Dylan o Jeff Buckley en un maravilloso This is a Photograph (Dead Oceans, 2022); el arranque ochentero de una chispeante Kate Clover con Bleed your heart out  (Songvest Records, 2022), o el punkarra de los australianos de The Charts en Get Fucked (Bargain Bin Records, 2022). 

Pero el caladero que más nos ha servido para pasar ese año 2022 ha sido el siderúrgico. Y aquí amantes de los perros melómanos, ha habido de todo todito. Desde la última macarrada de Midnight, cogiendo el testigo de unos todavía más enfarlopados Motörhead en Let there be witchery (Metal Blade, 2022); el tremendísimo álbum homónimo de Zeal & Ardor, quienes continúan haciendo fornicar el black metal burro con el blues jondo; la dulce melancolía envenenada de AA Williams con As the moon rest (Bella Union, 2022); o la definitiva venta de alma de Ghost al Dios de los estadios en Impera (Loma Vista, 2022). Más: el death metal de unos clasicorros maduritos como los Bloodbath en Survival of the sickest (Napalm Records, 2022), o los no menos maduritos thraseros de Kreator en Hate über alles (Nuclear Blast); la negrura metalera con vistas jazzísticas de los ucranianos White Ward en False Light (Devemur Morti Productions, 2022); o los discazos de Revocation con Neteherheaven (Metal Blade, 2022), Venom Prison con Erebos (Century Media) o Cancer Bats en Psychic Jailbreak (Bat skull Records).

Podéis echarle un oído a todo en el link de los mejores internacionales de 2022, aquí, o en el mezcladitos del cancionero del año aquí.

¡Sed felices!


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