Jimmy Nicol con los Beatles. Fotografía de Brettmann. Getty |
El 20 de noviembre de 1973, durante un concierto de The Who en la ciudad californiana de Daly City, un joven de 19 años llamado Scot Halpin protagonizaría una de las anécdotas más legendarias de la historia del rock. Aquel día, la banda inglesa liderada por Pete Townshend y Roger Daltrey comenzaba la gira norteamericana de su exitoso Quadrophenia, y su batería Keith Moon andaba más nervioso de lo normal. Quizá por esto, antes de comenzar el concierto Moon tuvo la feliz idea de echar mano de un puñado de tranquilizantes para caballos regado con algo de brandy. Resultado: poco más de una hora después de comenzar, el batería comenzó a marearse durante la canción Won’t get fooled again y acabó desplomándose sobre su instrumento. Tras un parón de veinte minutos, el cuarteto al completo volvió a salir al escenario, pero a los pocos compases de Magic Bus, Keith Moon volvió a colapsar y, ahí sí, fue trasladado al hospital. El resto de la banda trató de continuar con el concierto como buenamente pudo y tras improvisar una jam, y una versión de See me, feel me sin batería (con Roger Daltrey armado con una pandereta), el guitarrista Pete Townshend se dirigió al público para preguntar “¿Alguien del público sabe tocar la batería?... ¡Quiero decir alguien bueno!”. Fue entonces cuando Scot Halpin convenció al promotor Bill Graham de que podía hacerlo, subió al escenario y tocó tres temas con los Who que quedaban en pie. Las canciones elegidas para semejante "momentazo" en la vida de Halpin fueron dos versiones del repertorio de Howlin Wolf, Smokestack lightning y Spoonful, y un tema de los propios Who que, curiosamente, todavía no habían lanzado al mercado en versión de estudio: Naked eye. Las crónicas del momento contaron que el chaval logró mantener el tipo, que no es precisamente poco, y una vez finalizada la actuación el propio Scot Halpin saludó al público junto al resto de miembros del grupo, declarando más tarde que a pesar de haber interpretado “tan solo tres canciones” acabó “muerto”.
Una de resacas: Sídney, 26 de noviembre de 1993. U2 se enfrentaban al primero de los dos conciertos que los irlandeses darían en el estadio de la ciudad australiana y que serviría de ensayo para la filmación al día siguiente del DVD Zoo TV: Live From Sidney, que además se emitiría en directo por televisión. Pero pese a tratarse de una cita importante, aquel día quedaría grabado en la memoria de los seguidores de la banda como el día de “Where is Adam?”. ¿Porqué? Pues porque aquel día el bueno de Adam Clayton, bajista de U2, estaba con tal resaca que no fue capaz de afrontar la idea de salir al escenario ante más de 60.000 personas. Con esa situación, y ante la imposibilidad de cancelar el concierto, fue el técnico de Clayton, Stuart Morgan, quien ocupó solventemente su lugar. Bono se limitó a informar a la multitud de que Adam estaba “enfermo” y el concierto transcurrió sin más sobresaltos; Aunque no sería la última vez que Stuart Morgan ocuparía el lugar de Adam Clayton a las cuatro cuerdas. En el año 2002, en la entrega de los NME/Carling Awards, U2 grabó un vídeo para la gala desde Hanover Quay, en la que interpretaron una versión de Beat On The Brat de los Ramones. Ese día Adam Clayton no pudo estar presente, y en su lugar colocaron un cartón con su imagen y Stuart Morgan tocando detrás.
Adam Clayton y Bono durante el ZooTV Tour. Fotografía Paul Bergen |
Metallica debía actuar el 4 de junio de 2004 como cabeza de cartel del festival Download en Donnington (Inglaterra). ¿Qué ocurrió? Pues que en el viaje que trasladaba a la banda metalera desde su última actuación en Portugal hacia Inglaterra un día antes, algo se torció y Lars Ulrich tuvo que ser ingresado de urgencia en un hospital de Alemania (que sería la siguiente parada de los de San Francisco). Ese día Metallica compartía escenario principal con Slipknot y Slayer, entre otros, así que ante la complicada situación de cancelar la actuación del artista principal, la solución fue que Joey Jordison de Slipknot, y Dave Lombardo de Slayer, junto con Flemming Larssen, técnico de batería de Ulrich, pasasen a ensayar con Kirk Hammet, Robert Trujillo y James Hetfield, un improvisado y reducido set, basado en clásicos de la banda. De los dieciocho temas que tocaron dos días antes en Lisboa, la cosa se quedó en media docena menos, que recayeron en su mayor parte sobre el batería de Slipknot. Pero esta no fue la primera ocasión en que un miembro de Metallica fue reemplazado por músicos de otras formaciones. Los días 7, 8 y 9 de julio de 2000, el cantante James Hetfield causó baja por un accidente de moto de agua, y sus labores fueron suplidas por el bajista de la banda Jason Newsted, e integrantes de los grupos Korn, Kid Rock y System Of a Down; También en 1992, consecuencia de las heridas que el mismo Hetfield sufrió por un accidente pirotécnico sobre el escenario, sus seis cuerdas fueron rasgadas por el guitarrista de la banda Metal Church, y técnico de guitarra de Kirk Hammett, John Marshall, quien ya había sustituido a Hetfield en 1986 con motivo de un accidente de monopatín del cantante.
Joey Jordison con Metallica en Donnington 2004. Fotografía de Jo Hale |
Ritchie Ramone fue el batería que sustituyó a Marky Ramone después de que este fuese despedido por sus problemas con el alcohol a finales de 1982 con el disco Subterranean jungle todavía caliente. Participó en tres discos de estudio como son Too tough to die, Animal boy y Halfway to sanity, y aparece en otras tantas recopilaciones. Pero pese a ser muy valoradas sus dotes de canto (ha sido el único batería de los Ramones que ha actuado como cantante principal en varias canciones de la banda) y compositivas (suyo es el éxito Somebody put something in my drink), la relación con el guitarrista Johnny Ramone no era del todo buena, y la cosa explotó cuando este se negó a repartir equitativamente los beneficios de la venta de camisetas. Así, en caliente, y justo antes de comenzar una gira mundial para la presentación de Halfway to sanity, Ritchie se piró. La banda entró en pánico y, tras cancelar dos conciertos, llamaron a Clem Burke, batería de Blondie, y amigo de la banda desde los primeros años en los que compartieron la primera ola del punk de Nueva York, y le ficharon casi al instante, bautizándolo con el nombre de Elvis Ramone. Con apenas tres días de ensayo, y teniendo en cuenta la diferencia de estilos entre ambas bandas, la estancia de Burke en la formación neoyorkina duró exactamente dos conciertos, concretamente los del 28 y 29 de agosto de 1987, los cuales el guitarrista Johnny Ramone llegó a clasificar como “desastrosos”. Tras este lapsus, la banda terminó por llamar de nuevo a Marky Ramone que, había dejado su adicción al alcohol, y que finalmente se quedaría hasta el fin de los días de la banda en 1996.
Ramones con Clem Burke. Fotografía de George Debuse |
Otro de los casos más míticos de la historia del rock en el que un “foráneo” ocupó el lugar de un titular, fue cuando Ringo Starr tuvo que abandonar temporalmente los Beatles. El 3 de junio de 1964 y en vísperas de su primera gira mundial, Ringo Starr fue hospitalizado por amigdalitis. El mánager de los Beatles Brian Epstein y su productor George Martin, trataron de localizar un reemplazo que no diera lugar a habladurías excesivas buscando alguien no muy conocido. Martin recomendó a Jimmy Nicol, un joven músico con el que había coincidido en otras grabaciones y que, además, había estado en implicado en un disco tributo a los Beatles, llamado Beatlemanía. Así que, pese a la reticencia de George Harrison, a Nicol le cortaron el pelo, le dieron los trajes de Ringo (que le quedaban pequeños), unas baquetas y… lo lanzaron al estrellato. Al menos durante ocho conciertos. Lo surrealista de todo esto es que el nuevo batería apareció en un programa de televisión en Hilversum, Holanda, en sesiones de fotos con los Beatles, conferencias de prensa y apariciones públicas con la banda de acogida. La maquinaria no podía parar. Su primer concierto fue el 4 de junio en Copenhague y el último el 13 de junio de 1964 en Adelaida, Australia, un día antes de que un desconfiado Ringo regresase algo apresuradamente, según se cuenta. El bueno de Jimmy Nicol ni siquiera se despediría de sus compañeros abandonando el hotel donde se encontraba alojado con el resto de la banda con nocturnidad. Lo llevaron al aeropuerto, le dieron 500 libras, un reloj de oro (entendemos que con el pago de sus honorarios aparte) y lo montaron en un avión igual que llegó. Años más tarde reconocería que sustituir a Ringo fue una de las peores cosas que le podría haber pasado en su vida musical, y personal.
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