Melvins por Chris Cuffaro |
“¡Más graves! ¡Quiero que suene como los Melvins!”
(Kurt Cobain al productor Butch Vig durante las mezclas de Nevermind (Geffen, 1991))
Cualquiera que se haya interesado por el fangoso mundo del grunge (aquel cajón de sastre musical que a principios de los años noventa voló por los aires el cardado ochentero en favor de las camisas de cuadros, y que elevó al Olimpo a bandas como Nirvana, Pearl Jam o Soundgarden) reconocerá a dos personajes en la escena del crimen, mucho antes de que aquello explotase, experimentando con los sonidos que les llegaban del punk rock y del metal hasta verles prender la mecha del artefacto.
The Melvins, el grupo que protagoniza el monográfico de hoy, fueron un extremo fundamental de aquella hebra que acabaría por enmarañarse hasta dar forma a uno de los fenómenos musicales más importantes de la historia del rock: el grunge. En los inicios de la formación ya estaba presente a las guitarras su cabeza pensante, Buzz Osbourne (también conocido como King Buzzo), acompañado por Matt Lukin al bajo y Mike Dillard a la batería, quien pronto sería sustituido por Dale Crover, la inseparable mano derecha de Buzzo hasta nuestros días.
Su gestación cumplió con la mayoría de los cánones que abanderarían muchas de las bandas que acabarían por subirse al carro que ellos ayudaron a poner en marcha. Una panda de inadaptados con talento, sin recursos, aislados geográficamente de cualquier fenómeno que les pudiera sacar de allí, y que decidieron enfocar su frustración juvenil con un cóctel que mezclaba el alcohol, el punk de los Sex Pistols y Black Frag, la oscuridad de Black Sabbath y un aparcamiento detrás de los supermercados donde trabajaba Melvin, el tipo más cretino de su trabajo. Era 1983 y la inocencia musical todavía campaba a sus anchas por el estado de Washington. Ocho años después, cuando Nirvana arrojase el Nevermind e invirtiera el giro de la industria, todos correrían como pollo sin cabeza buscando cualquier cosa que sonase a "Seattle" o a eso que llamaban grunge. Pero todavía eran los ochenta y, como quien dice, todo “era campo".
En 1986, cuando apenas llevaban un par de años tocando temas propios, Melvins serían invitados a participar en el recopilatorio Deep Six (CZ, 1986) junto a otras cinco formaciones que representaban lo más destacado de la escena punk rock de Seattle. Aquel álbum lo firmarían Malfunkshun, Green River, Skin Yard, U-Men, Soundgarden y Melvins, y no sólo dejaría constancia de lo que años más tarde sería reconocido como el primer fósil de la era grunge, sino que también ponía la primera piedra de dos señoras discografías como eran la de Soundgarden y… Melvins.
En 1986, cuando apenas llevaban un par de años tocando temas propios, Melvins serían invitados a participar en el recopilatorio Deep Six (CZ, 1986) junto a otras cinco formaciones que representaban lo más destacado de la escena punk rock de Seattle. Aquel álbum lo firmarían Malfunkshun, Green River, Skin Yard, U-Men, Soundgarden y Melvins, y no sólo dejaría constancia de lo que años más tarde sería reconocido como el primer fósil de la era grunge, sino que también ponía la primera piedra de dos señoras discografías como eran la de Soundgarden y… Melvins.
Ese mismo año y consecuencia de aquel recopilatorio, Melvins grabarían bajo el mismo sello su primer EP, de nombre homónimo aunque también conocido como Six Songs (CZ, 1986), antes de su puesta de largo al año siguiente con el LP Gluey Porch Treatments (Alchemy, 1987). A partir de aquí, el baile de bajistas, discos, EPs, colaboraciones, discográficas y grabaciones, hacen algo costoso seguirles la pista, pero haremos un esfuerzo.
Tras la edición de aquel Gluey Porch Treatments (Alchemy, 1987) Buzz Osbourne se deshace de Matt Lukin, quien más tarde formaría parte de los también míticos Mudhoney. Ocuparía su puesto Lori "Lorax" Black (hija, por cierto, de la actriz de los años treinta, Shirley Temple) con quien graban los discos Ozma (Boner Records, 1989) y Bullhead (Boner Records, 1991). En 1992, esta vez con Joe Preston en las cuatro cuerdas, lanzan su álbum Melvins (Boner Records, 1992) justo después de que el meteorito Nevermind impactase contra el planeta Tierra. La onda expansiva que provocaron Cobain y compañía, arrojó al centro del meollo a muchos grupos de la escena que de un día a otro se vieron en el medio de una disputa empresarial en la que todo valía con tal de fichar a una de esas bandas de Seattle de las que tanto se hablaba. Melvins no fueron diferentes, y ficharon por Atlantic editando la que se conoce brillantemente como la "Trilogía Atlantic". El primero de aquellos discos, Houdini (Atlantic, 1993), fue el trabajo que mejores cifras les reportó en toda su carrera y supuso la última participación de Lorax con la banda, que sería sustituida por Mark Deutrom en los otros dos álbumes con la multinacional: Stoner Witch (Atlantic, 1994) y Stag (Atlantic, 1996). Para el año 1997 el grunge tocaba claramente en retirada, y Buzzo y los suyos negociaron con Atlantic quedar como amigos, mientras cocinaban su siguiente Honky que vio la luz bajo el sello Amphetamine Reptile Records, todo antes de que Deutrom dejara la banda en favor de Kevin Rutmanis, ex integrante de The Cows.
Melvins con Lori Lorax por David Corio |
En 1999 comienzan una relación (que se alargará hasta nuestros días) con la discográfica Ipecac Records, propiedad del cantante de Faith No More Mike Patton, con la que remasterizan y reeditar gran parte de su catálogo. Para celebrar la unión, Melvins lanzan al mercado entre 1999 y 2000 tres discos: The Maggot (Ipecac Records, 1999), The Bootlicker (Ipecac Records, 1999) y The Crybaby (Ipecac Records, 2000), que incluso llegaron a venderse juntos en un mismo LP bajo el nombre de The Trilogy.
Ya entrados en el nuevo siglo editan el EP Electroretard (Man's Ruin Records, 2001), compuesto por tres versiones y cuatro temas grabados previamente a los que se les añaden nuevos arreglos, antes de iniciar su etapa más experimental y generosa en lo que a colaboraciones se refiere. En 2002 lanzan uno de sus discos más atrevidos con Hostile ambient takeover (Ipecac, 2002), y dos años después facturarían Pigs of the roman empire (Ipecac Records, 2004), en colaboración con el músico electrónico Lustmord y el guitarrista de Tool, Adam Jones. Esa efervescencia creativa les lleva a enrolarse en un nuevo proyecto, esta vez con el cantante de los Dead Kennedys, Jello Biafra, que se materializaría en dos nuevos discos de estudio Never breathe what you can't see (Alternative Tentacles Records, 2004) y Sieg how ! (Alternative Tentacles Records, 2005).
Después de la revuelta marcha de Kevin Rutmanis, Osbourne y Crover anunciaron que subían la apuesta incorporando a los dos miembros del dúo Big Business, Jared Warren al bajo y Coady Willis a la batería, a su formación de guitarra y batería. Con esta nueva agrupación, lanzan el fantástico (A) Senile Animal (Ipecac Records, 2008), Nude with boots (Ipecac Records, 2009), The bride screamed murder (Ipecac Records, 2010), el EP The bulls & the bees (Ipecac Records, 2012), Freak puke (Ipecac Records, 2012) y un disco de versiones (¡y más colaboraciones!) llamado Everybody loves sausages (Ipecac Records, 2013) que cuenta con créditos de la talla de Scott Kelly de Neurosis, Mark Arm de Mudhoney, Clem Burke de Blondie, o los repetidores Jello Biafra y Kevin Rutmanis, entre otros. Casi nada.
Meses más tarde volverían momentáneamente al estado de trío para la grabación del álbum Tres cabrones (Ipecac Records, 2013) en la que contarían con el que fue batería original de la banda Mike Dillard a las baquetas y Dale Crover al bajo. Pero este formato les duraría poco, ya que para la grabación de su destacable Hold it in (Ipecac Records, 2014) volverían al cuarteto y a sus andadas de repetir instrumentos en sus filas con el fichaje de Paul Leary y Jeff Pinkus, guitarra y bajo respectivamente de los Butthole Surfers.
Crystal Fairy por David Goldman |
Meses más tarde volverían momentáneamente al estado de trío para la grabación del álbum Tres cabrones (Ipecac Records, 2013) en la que contarían con el que fue batería original de la banda Mike Dillard a las baquetas y Dale Crover al bajo. Pero este formato les duraría poco, ya que para la grabación de su destacable Hold it in (Ipecac Records, 2014) volverían al cuarteto y a sus andadas de repetir instrumentos en sus filas con el fichaje de Paul Leary y Jeff Pinkus, guitarra y bajo respectivamente de los Butthole Surfers.
Melvins con Steven McDonald y Jeff Pinkus |
En 2016, se unirían al bajista Mike Kunka en el disco Three men and a baby (Sub Pop, 2016), y se embarcarían en otro proyecto multi-colaborativo con Basses loaded (Ipecac, 2016) que, como su nombre venía anunciando, venía cargadito de bajistas de lo más variados como Jared Warren, Jeff Pinkus, Krist Novoselic o Steven McDonald de Redd Kross. Precisamente con este último (y solo con él) grabarían un nuevo trabajo ¡doble! titulado A walk with Love & Death (Ipecac, 2017). Antes de eso, habían registrado el primer disco homónimo de un interesante proyecto de nombre Crystal Fairy, que llevaba en marcha unos años, y que reunía a Buzz Osbourne en las guitarras y Dale Crover en la batería, junto a Omar Rodríguez de Mars Volta y At The Drive In en el bajo, y Teri Gender de Le Butcherettes en la voz.
Tras la grabación de A walk with Love & Hate, se ve que no pudieron soportar el “horror vacui” generado por verse rodeados por un único bajista, y decidieron volver a llamar a Jeff Pinkus para que hiciese compañía a Steven McDonald en su muy aconsejable Pinkus Abortion Technician (Ipecac, 2018), y que hasta la fecha supone su último trabajo.
Buff.
Buff.
¿Os ha gustado? Pues estos son los Melvins. Atronadores, chalados... exploradores incansables del universo que une el punk rock con el metal, su música ayudó a colonizar nuevos espacios sonoros para que bandas tan dispares como Neurosis, Nirvana, Kyuss, Mastodon o Sleep trajeran nuevos estilos musicales a nuestros oídos, tales como el sludge o el doom. Por su órbita pasaron todos los que en algún momento tuvieron un nombre en aquel huracán llamado grunge, o mejor dicho, en la escena punk rock de Seattle. Dale Crover fue el batería con el que Nirvana grabó su primera maqueta, Krist Novoselic les llevaba en su furgo a los conciertos, e incluso se cuenta que fue el propio Buzz quien descubrió a Kim Thayil, guitarrista de Soundgarden, la afinación D Drop, o Re caído, sobre el que se cimentan muchas canciones de Black Sabbath, y que funcionó como pieza clave de aquel sonido de Seattle, hasta crear el dicho de que “El grunge no es un estilo musical, son quejas en re caído”. Buzz simplemente lo llamba “Sabbath retorcido”.
Pero nada de esto les sirvió para alcanzar la fama. Venerados por todos los que los conocen, su sonido lento y opresivo, acompañado de un sentido del humor no muy comercial, les arrinconó en un espacio propio desde el que hoy en día se dedican plácidamente a dar rienda suelta a su creatividad a un ritmo de disco cada dos años (sin contar sus proyectos personales). El evangelio según Buzz contiene sludge, doom, grunge esquizoide, noise alocado, algún regustillo pop… todo esto y más tiene cabida en la música de los Melvins. Pero pese a tratarse de una discografía complicada, todos deberíamos quererlos porque en su música permanecen muchas de las cosas que amamos. Por esto, y para facilitar a los no iniciados una primera dentellada placentera, hemos separado unos cuantos temas para que perdáis el miedo a estas dulces criaturas. Disfrutad.
Pero nada de esto les sirvió para alcanzar la fama. Venerados por todos los que los conocen, su sonido lento y opresivo, acompañado de un sentido del humor no muy comercial, les arrinconó en un espacio propio desde el que hoy en día se dedican plácidamente a dar rienda suelta a su creatividad a un ritmo de disco cada dos años (sin contar sus proyectos personales). El evangelio según Buzz contiene sludge, doom, grunge esquizoide, noise alocado, algún regustillo pop… todo esto y más tiene cabida en la música de los Melvins. Pero pese a tratarse de una discografía complicada, todos deberíamos quererlos porque en su música permanecen muchas de las cosas que amamos. Por esto, y para facilitar a los no iniciados una primera dentellada placentera, hemos separado unos cuantos temas para que perdáis el miedo a estas dulces criaturas. Disfrutad.
Honey bucket (Houdini, 1993)
Young of America (Electroretard, 2001)
Christ hammer (A walk with Love & Death, 2017)
Choco Plumbing (Basses loaded, 2016)
The war on wishdom (The Bulls & the bees, 2012)
Sesame Street meat (Hold it in, 2014)
Revolve (Stoner witch, 1994)
The bit (Stag, 1996)
Flamboyant duck (Pinkus Abortion Technician, 2018)
The brain center at whipples (Hostile ambient takeover, 2002)
Rat faced granny ((A) senile animal, 2008)
The kicking machine (Nude with boots, 2009)
Chiseler (Crystal Fairy, 2017)
Leti t all be (The bootlicker, 1999)
You can make me wait (Hold it in, 2014)
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