sábado, 21 de octubre de 2023

# 77 - Músicos enmascarados

Si alguna vez habéis paseado por los alrededores de la catedral de Santiago de Compostela, quizá os hayáis topado con la figura de un guitarrista con el rostro cubierto por un pasamontañas, gafas negras, sombrero y unos prominentes labios postizos que sostienen un cigarro pegado: es Jazzman. Un músico que desde hace más de 20 años, lleva llenando el casco viejo compostelano de Bossa Nova, Jazz y otros ritmos agradables. 

Para Jazzman no pasan los años. Hay un halo de inmortalidad en su figura. No hay edad. Su música pasa a ser parte del paisaje, de la arquitectura del lugar, eliminando la mediadora figura del ego musical. No entran consideraciones físicas, personales, ni siquiera la empatía que el músico callejero tiene la obligación de despertar en sus oyentes. Sólo existe su música. 

Pero la idea del anonimato dentro de la música no siempre trata de que el oyente disfrute plenamente de su dimensión artística, si no que puede que busque despertar el morbo de lo prohibido, o hasta salvar el cuello. En este reto nos planteamos indagar sobre las motivaciones y puesta en escena de varios de los músicos “clandestinos” más interesantes con los que nos hemos topado en este baile de máscaras. Pasen y vean.

Pussy Riot por Igor Mukhin

En la mayoría de los casos, los artistas que deciden interponer una barrera entre su identidad y el conocimiento del público, buscan diferenciarse de los demás incluyendo el atractivo de lo desconocido en la mezcla final. El hecho de que el público proyecte sobre un lienzo en blanco, representado por una inexpresiva máscara, lo que le gustaría encontrar en ese músico determinado para complementar lo que escucha, invoca sentimientos ancestrales. Al fin y al cabo, cuanto menos espacio esté ocupado por el conocimiento, mayor lugar para la leyenda y la especulación y eso, en buenas manos, puede ser un buen reclamo comercial. Existen casos en los que la seguridad vital de la propia banda obliga a mantener el anonimato de sus miembros, otras en los que los problemas de exposición al público (ya sea timidez o aversión a las masas) acaban por salvaguardar la identidad de los músicos tras una máscara, o incluso que su visión artística implique expulsar el ego de la fórmula. 

Si es el marketing el que está en el centro gravitacional de las intenciones de la banda, empezaremos por uno de los últimos fenómenos de lo incógnito: Ghost. Capitaneados por toda una saga de Papas demoníacos (Papas Emeritus I, II, III y IV, y Cardenal Copia), detrás de quién se sabe desde 2017 que se esconde la figura de Tobias Forge, las distintas santidades llevan actuando junto a sus demonios necrófagos (Nameless Ghouls) desde 2006. Al ser un proyecto personal del propio Forge, la identidad del resto de componentes itinerantes nunca se ha confirmado (aunque Google todo lo sabe) y oficialmente sólo se les conoce por los elementos que personifican: fuego, agua, aire, tierra y éter (también conocido como quintaesencia), llevando su respectivo símbolo alquímico en el traje. Actualmente gozan de la posición de cabezas de cartel en los festivales más selectos del mundo del metal, con su mezcla de rock melódico, letras soft satánicas y melodía sueca a granel embadurnando la mezcla, que les ha valido el dinerito suficiente como para sumar tres miembros más a su séquito maligno: dos vocalistas (Las Gouthlettes), y Papa Nihil al saxo. Tienen gracia los joios.

Ghost por Brian Van der Brug

Sin embargo, también hay artistas que exigen un atrezzo teatral para la consumación de su obra. El/la artista que hay detrás de el proyecto Sopor Aeternus and the Ensemble of Shadows ha creado el alter ego Anna-Varney Cantodea cuyos datos biográficos no son creíbles sino que ha ido siendo alimentado por el propio artista y sus seguidores a lo largo del tiempo. Si hacemos caso de éstos, Anna-Varney Cantodea habría nacido en 1952 y tras sufrir el rechazo de la sociedad acompañado de todo tipo de penurias, se aisló conviviendo con seres sobrenaturales (The Ensemble of Shadows) que son los que le inspiran a componer música y a escribir su poesía. Suele emplear tanto instrumentos tradicionales como sintetizadores o cajas de ritmos, y jamás ha dado entrevistas en persona, concediendo muy pocas por escrito o por audio, e incluso éstas las ha dado desde su personaje y no desde su persona real. Tampoco da conciertos, pero con la broma suma ya dieciséis álbumes de estudio desde su primera demo en 1988, Es reiten die Toten so schnell, en el que  aparece el tema The Feast of Blood inspirado por la novela de 1847 Varney the Vampire or the Feast of Blood, del que podría haber aparecido el personaje.

Anna-Varney por Angst Im Wald

Si seguimos con la línea puramente artística, no podemos evitar hablar de The Residents, defensores de que el arte puro sólo se produce desde el anonimato (teoría de la oscuridad), y que el artista trabaja mejor si no tiene presente la posibilidad de que su obra llegue alguna vez a ser pública. The Residents son un colectivo artístico que a finales de los sesenta, en medio de la movida de San Francisco, vieron en el anonimato una vía de potenciar su discurso artístico. Su estilo, a caballo entre la escena teatral y la música de vanguardia, podría encuadrarse en el avant garde aunque quizá el amplio cajón del arte multimedia sea lo que mejor les defina (de hecho, alguna de sus producciones forman parte de la colección permanente del MoMA de Nueva York). Hasta el momento han publicado más de cuarenta discos, en los que el hecho de que los integrantes sean o no los mismos pasa a ser algo secundario. No se tiene ni la menor idea de quienes son, y ni siquiera si existen, y en los primeros días de la banda incluso se llegó a  juguetear con la idea onanística de que se trataba de los propios Beatles. En 2012, celebrando el aniversario 40 del primer sencillo, publicaron el Ultimate Box Set, que consistía en una nevera real con las obras completas de The Residents, que sacaron al mercado por el módico precio de 100 mil dólares. Podéis descubrir más en el interesantísimo documental La teoría de la oscuridad: Un film sobre los Residents.

“El misterio de los residentes es, en el fondo, frágil, y si ha sobrevivido más de cuatro décadas, se debe tanto al esfuerzo de sus componentes como a la voluntad de quienes los aman. No saber quiénes son los residentes los hace inmortales, los convierte en una idea capaz de regenerarse cuando sea necesario. Probablemente algunos de los cuerpos que registraron sus primeras notas ya hayan abandonado el bote, o incluso estén muertos, pero el concepto permanece. Y apuesto a que nos sobrevivirá a todos.” 

The Criptic Corporation, "manager/s" de The Residents

The Residents por Henrik Kam 

Miedos. El día que Brian Carroll se vio agarrado a un cubo de pollo frito delante de un espejo en el baño de un local de la cadena de comida rápida Kentucky Fried Chicken, juró que nunca más pasaría vergüenza y que desde ese momento sería Buckethead, el guitar hero que huye del miedo escénico. Al look le sumó una careta de la película de terror Halloween y desde entonces ha publicado la friolera de (minuto y resultado a esta hora) 458 álbumes de estudio desde 1994, llegando en 2023 a su cenit creativo de haber lanzado un centenar de creaciones. Alumno aventajado de Paul Gilbert, es reconocido como uno de los guitarristas eléctricos más virtuosos del momento, ha llegado a formar parte de los Guns & Roses en la época apocalíptica de Axl Rose y su democracia china, colaborado con gente tan dispar como Iggy Pop o Les Claypool de Primus, y ha estado a punto de entrar en bandas como los Red Hot Chilli Peppers u Ozzy. Su verdadera identidad salió a la luz tras un fallo del sistema que propició que el Dios Google rescatase un anuncio de guitarras en una revista especializada, que acabó por poner el foco en la persona de Brian Carroll. Buckethead rara vez concede entrevistas y cuando lo hace, es mediante una marioneta, que es la marioneta la que habla por Buckethead, y para no mejorar para nada la cosa, en su biografía afirma haber sido criado por pollos y entre pollos.  

Buckethead por Ethan Miller

Pussy Riot. Saltaron a la fama en 2012 tras liarla parda en un concierto improvisado y sin permiso dentro de la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, en la que tres mujeres de este colectivo fueron arrestadas y acusadas de vandalismo. Desde entonces han acaparado miradas y simpatías al ayudar a devolver el movimiento Riot Girrrl a primera línea de batalla, con un discurso que abandera la provocación política, los derechos LGBT, el feminismo, la situación de la libertad de expresión, o la represión en Rusia bajo el mando del amigo Vladimir Putin. Suelen aparecer con vestidos de colores llamativos y ceñidos, con la cara cubierta por un pasamontañas también de colores, tanto en sus actuaciones como durante las entrevistas, en las cuales usan pseudónimos como "Balaklava", "Cat", "Manko", "Serafima", "Schumacher", "Hat", etc.. “Para formar parte de la banda no es necesario que cantes bien. Es punk. Solamente tienes que gritar un montón”. El colectivo está compuesto de 10 intérpretes, de las cuales sólo se conoce la identidad de las tres componentes detenidas en 2012 (‎Nadezhda Tolokónnikova, ‎María Aliójina, ‎Yekaterina Samutsévich), y aproximadamente 15 personas que se ocupan de aspectos técnicos del rodaje y edición de vídeos que suben a Internet. Además de todo lo que podáis acumular en internet sobre ellas, la editorial Malpaso ha lanzado un libro muy interesante Desorden púbico: una plegaria punk por la libertad (Malpaso Ediciones, 2013).

Ilustración por Neil Jamieson para la revista TIME
sobre una fotografía de Sergey Ponomarev


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