viernes, 7 de junio de 2019

The Hellacopters

¡Saludos!

Hoy ponemos el ojo monográfico en una de las bandas más icónicas del Rock'n Roll del siglo XXI. Con todos ustedes, desde la fría Suecia,...The Hellacopterrrrrrs. 
Ja!



¿Alguien sabía que Suecia es, a día de hoy, la tercera industria musical más importante del mundo? Ahí es nada. Todo un puñetazo en la mesa para un país de poco más de diez millones de habitantes, que en los sesenta puso en marcha una serie de medidas orientadas, entre otras cosas, hacia un proteccionismo cultural que trataba de frenar la importación de la cultura anglosajona. Quizás consecuencia de aquello, y centrándonos en el ámbito musical, el país nórdico lleva años luciendo una salud musical envidiable que se refleja en aspectos como un amplio acceso a salas de ensayo, generosas subvenciones a escuelas de música o asignatura de música obligatoria en los colegios. Todo esto, unido al bilingüismo de sus habitantes, ha hecho que los suecos se hayan salido en prácticamente todos los frentes musicales. Desde los grandes éxitos de Abba, Roxette, The CardigansEurope, su inabarcable escena metalera con bandas como Arch Enemy, Meshuggah, Opeth o At The Gates, o su más o menos actual segunda ola de rock escandinavo, encabezada por nombres como The Hives o Mando Diao. Pero hablando de olas de rock escandinavo, evidentemente donde hubo una segunda, también hubo una primera. Y de esa es de la que hemos venido a hablar hoy.

A mediados de los años noventa, cuando medio mundo se llevaba las manos a la cabeza viendo como las brasas del grunge se consumían, y el otro medio giraba su atención hacia el auge de la escena brit popera, el norte de Europa se sacaba de la manga una remesa de locos jovenzuelos llamados a eso de salvar el Rock n’ Roll. Influidos por el punk y el rock setentero, y sirviéndose del camino que otros habían allanado antes como The Nomads o Union Carbide Productions, montaron una de las mejores y más auténticas invasiones musicales que se conocen. Entre los nombres de aquellos primeros irreductibles vikingos estaban Turbonegro (son noruegos, lo sé, pero vikingos), Backyard Babies, Gluecifer, The Flaming Sideburns y por supuesto, la banda insignia del movimiento, The Hellacopters.


Nick Anderson por Peder Carlsson
Fotografía de Peder Carlsson
The Hellacopters (nombre que salió de un artículo sobre los helicópteros que la CIA utilizaba para espiar los campos de marihuana en México) nacieron un día de 1994 en el que Nick Andersson (también conocido como Nicke Royale, o Nicke Hellacopter, o Punk Anderson, o Dave Lee Hellacopter o...Anders Niklas "Nicke" Andersson, como es su nombre real), y batería por aquel entonces del que llegaría a ser legendario grupo de death metal Entombed (también suecos por supuesto, y que para esas fechas ya habían colgado para la posteridad tres obras maestras del género como fueron Left Hand Path (Earache Records, 1990), Clandestine (Erache Records, 1990) y Worverine Blues (Erache Records, 1993)), decidió tirar las baquetas y formar un proyecto paralelo junto a tres de sus roadies, Kenny Håkansson, Robert Eriksson y Dregen, guitarrista a su vez de Backyard BabiesEl plan era que Andersson sería el cantante y guitarrista, y que la cosa debía sonar a rock garagero y anfetaminado que aunara las enseñanzas de nombres como MC5, The Stooges o la Sonic’s Rendezvous Band. Pura diversión. 

A los seis meses de juntarse grabaron con el sello de Andersson el single Killing Allan, y lo próximo que supieron es que en veintiséis horas habían lanzado su primer LP Supershitty to the Max (White Jazz, 1996), por el que por cierto ganaron el Grammy sueco al mejor álbum de hard rock



El agresivo punk rock que emanaba de aquel grasiento debut fue rebajando el tono con su segundo y espectacular Payin’ the dues (White Jazz, 1997), que coincidió con el fichaje de Anders “Boba Fett” Lindström de The Diamond Dogs al piano, y que almacena cañonazos como Hey!, Twist action o Riot on the rocks. La cosa iba tomando forma y lo que había comenzado como un proyecto paralelo de Andersson y Dregen avanzaba por las listas de ventas hasta comenzar a exigir sacrificios. En 1997 el bueno de Nick Andersson, a quien acertadamente le parecía estar olisqueando la fórmula del éxito, decidió dejar Entombed (con los que todavía andaba a tiempo parcial) para concentrarse en sus "helicópteros" mientras que a Dregen, el otro cabeza de la banda, le pudo más el corazón y se quedó con sus Backyard Babies de toda la vida. 

La rampa de lanzamiento estaba preparada y el artificio que precedió al bombazo fue Grande Rock (White Jazz, 1999), en el que se añadía un extra de ambiente setentero a la mezcla, lo que unido a la entrada del guitarrista Robert Dahlqvist y el productor Chips Kiesbye, cristalizaría poco después en el fantástico High visibility (Universal, 2000) donde definitivamente los sonidos de Thin Lizzy, Rolling Stones y Kiss se unieron a la fiesta. La entrada en una multinacional les lavó la cara y eliminó su lado más punkarra en favor de una producción mucho más limpia que ponía más acento en la melodía que en el músculo, pero que nadie se lleve a engaño. En High Visibility brota un manantial de estribillos coreables y riffs pegadizos, dando forma a lujazos como I wanna touch, la versión de You’re too good for me baby, Hurtin’ time (en la que participa Scott Morgan, de Sonic’s Rendezvous Band, con el que posteriormente Andersson colaboraría en el ultra-recomendado proyecto The Solution) o las joyas de la corona Toys and flavours y Hopeless case of a kid in denial. Aquel fue el primer disco donde el pianista Anders “Boba Fett” Lindström apareció como miembro de la banda y no colaborador.


Fotografía de Pixeleye
Pero faltaba que aquel proceso evolutivo culminase con un gran pepinazo, y ocurrió con la publicación de By the grace of God (Universal, 2002), su disco más exitoso a todos los niveles. Muy en la línea de High Visibility, los suecos pulieron todavía más su sonido consiguiendo un álbum donde prácticamente todos sus cortes se cuentan como temazos. Las inolvidables By the grace of god, Its good but it just aint right, Pride, Better than you o Carry me home, vienen espléndidamente franqueadas por jugosas composiciones como Rainy days revisitedDown on freestreet o All new low, en las que la banda se explaya de lo lindo en el territorio donde confluyen todos sus talentos guitarreros y melódicos.

Su siguiente trabajo, Rock & Roll is dead (Universal, 2005) no alcanzó, como era de esperar, las expectativas de su predecesor, aunque no desequilibró la fantástica discografía de los suecos. La sombra de By the grace of god era demasiado alargada, aunque temas como Everything is on TV, Put out the fire o I'm in the band hicieron mantener el tipo a un plastiquete que en su día fue tachado de trabajo menor.


The Hellacopters anunciarían su retirada tras la gira de su siguiente disco Head Off (Wild Kingdom, 2008), el cual fue presentado como un trabajo de cosecha propia aunque realmente se trataba de una recopilación de versiones que incluía a bandas como The Bellrays, Dead Moon, The Maharajas o The Peepshows. La idea era presentar bandas que pudiesen seguir su estela una vez se hubiesen marchado al tiempo que volvían a lucir su gran acierto a la hora de seleccionar a sus héroes preferidos, como ya demostraban en un par de estupendas recopilaciones editadas años atrás (Cream of the crap! Vol.1 & 2Psychout Records, 2002 y 2004) en las que se recogían versiones de gente como The Nomads, Radio Birdman, Sonic's Rendezvous Band, The Rolling Stones o The Stooges, junto con alguna cara B de sus sencillos. 

Después de algunos años dedicados a sus otros proyectos (los de Nick Andersson son prácticamente innumerables (¡incluso ha vuelto a tocar con Entombed!)), desgracias personales como la muerte de Robert Dahlqvist, y discos tributos a granel, The Hellacopters volvieron a girar en 2016 con motivo del veinte aniversario de su primer LP, contando con Dregen de nuevo en sus filas, y... ahí siguen. Es cierto que de momento, sin un nuevo disco de estudio bajo el brazo, pero continúan alegrando al personal con pildorazos de rock 'n roll de primera calidad como los que os he seleccionado para vuestro pastillero semanal. Disfrutad.

Everythin's on TV
I'm in the band
Put out the fire
By the grace of god
Better than you
It good but it just ain't alright
Pride
Hopeless case of kid in denial
Toys and flavors
I wanna touch
Hey!
Twist action
Bore me
Born brake
Venus in force
Rescue me 
Another run

Lista Spotify



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