sábado, 19 de noviembre de 2011

# 15 - Discos Conceptuales. Vol. II


Guau guau, miau miau…¡El sonido de las ondas vuelve a tu cabeza!


Si alguien pensaba que con la entrada "Discos conceptuales. Vol.1" estaba todo dicho, error. Lo de poner un numerito a "Vol." era una pista que seguro que a los más avispados no se les ha escapado, así que espero no sorprender a nadie con esta nueva selección de relatos musicalizados a cargo de gente de la talla de Dream Theater, Mastodon o Porcupine Tree, y todas las trepidantes y retorcidas historias que nos quieren contar. A disfrutar.


1. Scenes from a memory. Dream Theater (Elektra, 1999). "Close your eyes and begin to relax…" Así comienza uno de los discos más impresionantes, impactantes y brillantes que he tenido el gusto de escuchar. Esta obra maestra de Dream Theater la protagoniza Nicholas, un personaje a quien todas las noches le perturban sueños constantes sobre otra vida. A través de la terapia regresiva, un psicoterapeuta investiga su mente hasta descubrir que en su interior alberga el alma reencarnada de una joven llamada Victoria que vivió y murió en el siglo pasado. A lo largo de los doce cortes del trabajo, distribuidos en dos actos y nueve escenas en total, se da cita una trama de amores no correspondidos, engaños, asesinatos… para culminar con la sorprendente Finally free, que nos transporta directamente al mundo de Nicholas para vivir en primera persona el final de la historia (clón clón). Scenes from a memory fue gestado durante la etapa de su anterior Falling to the infinity (Eastwest, 1997) y conceptualmente continua el tema Metropolis, perteneciente al disco Images and words (ATCO, 1992).

2. The Incident. Porcupine Tree (Roadrunner, 2009). Steven Wilson, líder de los Porcupine Tree, cuenta que un día viajando por la carretera, presenció una escena que le causó un gran impacto: una señal de policía avisaba a los conductores de un "incidente de tráfico" unos metros más adelante. Ese hecho se le quedo grabado y a partir de ahí creó The incident, donde reflexiona sobre las consecuencias de hechos que en un principio pueden parecer triviales y acaban por cambiarte la vida. El mismo Wilson definió el álbum como "una canción ligeramente surrealista sobre comienzos y finales, y con la sensación de que después de esto, nada volverá a ser lo mismo". Cada una de las historias narradas en el disco conducen a un incidente, a un hecho que rompe vidas y las despedaza, recorriendo en su conjunto de poco menos de una hora, todas las sonoridades atribuibles a la banda: desde la psicodelia hasta la sensibilidad pop, o desde la estridencia violenta y melancólica hasta la más apacible de las melodías.

3. Crack the sky. Mastodon (Reprise, 2009). El complicado argumento del cuarto álbum de Mastodon, mezcla ingredientes tan dispares como los viajes astrales, las experiencias extra corporales, las teorías de Stephen Hawking sobre los agujeros de gusano o la Rusia de los Zares. Según su batería Brann Dailor, Crack the skye cuenta la historia de “un parapléjico, cuya única forma desplazarse es realizando un viaje astral. En uno de estos viajes, sale de su cuerpo al espacio exterior pero al acercarse demasiado al sol se quema el cordón umbilical de oro que lo mantenía unido al mundo. Perdido en el espacio, se ve arrastrado por un agujero de gusano, acabando en el reino de los espíritus donde les dice que en realidad él no está muerto. Los espíritus lo envían al culto ruso, donde adivinan su problema mediante una videncia, y deciden que lo ayudarán. Ponen su alma en el cuerpo de Rasputín, quien va a usurpar el trono del zar y es asesinado. Las dos almas salen del cuerpo de Rasputín a través de una brecha en el cielo, y Rasputín es el hombre sabio que intenta llevar al niño a su cuerpo porque sus padres lo han descubierto y creen que está muerto. Rasputín necesita devolverlo a su cuerpo antes de que sea demasiado tarde, pero por el camino se encuentran al Diablo que intenta robar sus almas y destruirlas" ¡¿Cómo os quedáis?! Se trata de un trabajo denso, compuesto por temas largos y multitud de cambios de ritmo, donde la banda de Atlanta muestra el lado más "apacible" y progresivo que llevan dentro. Discazo repleto de joyas como Oblivion, Divinations y salpicado de trepidantes pasajes instrumentales como los que pueblan cortes como The last baron, The czar o la misma Crack the skye.


4. Deconstruction. Devin Townsend (HevyDevy, 2011). Viva la sana locura. Si con Ziltoid The Omniscent, el amigo Devin nos contaba la historia de un alien que al llegar a la Tierra descubre que el café solo es el combustible perfecto y que mediante su uso se puede controlar el tiempo (al loro), este Deconstruction continua escudriñando el humor surrealista del canadiense. En este caso la idea gira en torno a un hombre que va al infierno y se encuentra con el diablo quien, con el tiempo, se compromete a enseñarle los secretos del universo dentro de una hamburguesa con queso. Sin embargo, al ser vegetariano, el hombre no puede comer la hamburguesa con queso, lo que hace que su viaje sea inútil. Cosas que pasan. Deconstruction es el cuarto álbum de la serie de The Devin Townsend Project, donde el músico da rienda suelta a su mente más creativa, rompiendo esta vez con el sonido ambiental que había protagonizado los últimos álbumes de la saga, y “acercándose” a la añorada por muchos, fuerza de destrucción masiva que era su anterior banda Strapping Young Lad. En Deconstruction hay sitio para la violencia y la hermosura de Polstergeist, la belleza ambiental de The praise the lowered, la furia contenida de Stand, o las grandes superproducciones al estilo Tim Burton que suponen The might masturbator o Deconstruction. Imposible aburrirse.

5. De loused in the comatorium drunkship. The Mars Volta (Universal, 2003). Una mezcla de psicodelia, pastillas, rock progresivo, más pastillas y trances hipnóticos de muy alto octanaje que nos trae esta gente de la que, ya hace un tiempo, sólo escucho buenas cosas. Fue el primer álbum de The Mars Volta (también el primero que escucho de ellos), y sirve de testimonio acerca de la obra, vida y muerte de Julio Venegas, un artista oriundo de El Paso (Texas) que marcó tanto la vida de Omar Rodríguez como la de Cedric Bixler, mentes pensantes de esta esquizofrénica banda, y quien después de un primer intento de suicidio y acabar en coma, consiguió su objetivo lanzándose a la vía del tren. Siempre con la paranoia como hilo conductor, el álbum es un viaje astral con buenas dosis de virtuosismo psicodélico, donde se describe el salto a la locura del pobre Venegas hasta que este acaba con su propia vida. El disco cuenta con varios invitados en su haber como John Frusciante en Cicatriz Esp, mientras que las referencias que se pueden hallar en su sonido bailan entre la psicodelia de Love, el rock mestizo de Santana o el metal de Tool. Muy muy buen disco.


6. Ghost reveries. Opeth (Roadrunner, 2005). Ghost reveries fue pensado inicialmente para ser un álbum conceptual sobre la historia de confusión de un hombre después de cometer un acto desmesurado, simbolizado por matar a su propia madre, y cómo después se va hundiendo lentamente en la culpa, locura, y agonía. Lo curioso de esta grabación es que la canción Isolation years, la última del disco, desentona totalmente con la trama que describe el resto de cortes. El propio Mikael Åkerfeldt se defendía diciendo que le gustó tanto cuando la escribió que decidió sacrificar el conjunto conceptual en favor de esa letra.

Un álbum que se ajusta más al mundo conceptual, dentro de la discografía de los suecos, es Still life (Peaceville, 1999). En él, Mikael Åkerfeldt, cuenta la historia de un joven desterrado de su pueblo que tras 15 años lejos de éste, regresa para buscar a su amada Melinda, pero cuando llega descubre que ésta se ha convertido en monja. Aun así el protagonista trata de que Melinda se marche con él lejos del lugar, pero el Consejo del pueblo la asesina para que esto no ocurra. Es entonces cuando el protagonista, en un arranque de ira, ataca y mata a varios ciudadanos antes de caer y ser capturado. Finalmente, mientras aguarda a ser ahorcado, con el nudo alrededor de su cuello, siente una mano en su hombro y ve al lado suyo a Melinda, lista para unirse a él tras su muerte. Mola.

7. 2112. Rush (Mercury, 1976). Pese a que el álbum en su totalidad no es una obra conceptual, el tema que da título sí que lo es (y como el blog es nuestro a ver quién es el simpático que abre la bocaza). Valga en nuestra defensa que se trata de una pieza de 20:34 minutos (repetid conmigo: Aceptamos 2112 como obra conceptual) y en ella se narra la historia de un mundo totalitario futurista, en el que la libertad de expresión y el pensamiento creativo no existen. Algunos creen que la historia está inspirada en el clima político de la Rusia soviética a comienzos del siglo XX, mientras que otros consideran que todo nace de la novela Himno (1938) de Ayn Rand. El disco representó todo un hito en la carrera de Rush, cuyo éxito les animó a repetir el código novelesco en su álbum de 1978 Hemispheres, con una canción capitular de 18 minutos, donde los hemisferios cerebrales se enfrentan por el dominio de la humanidad, lo que se convertiría en la última visita de los canadienses por los terrenos conceptuales.


8. Seventh son of a seventh son. Iron Maiden (EMI, 1988). Se trata del primer disco conceptual de Iron Maiden, y está basado en la novela El séptimo hijo (1987) de Orson Scott Card donde se cuenta la historia de "El séptimo hijo del séptimo hijo", un niño con especiales habilidades y poderes sobre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal. Cada canción relata un tramo de la vida de este personaje, desde el nacimiento (Moonchild), el descubrimiento de sus poderes y su destino (Can I play with madness) y su inminente muerte (Only the good die young). Pese a todo esto Bruce Dickinson, cantante de la banda, remarcó que "no era completamente un álbum conceptual. No había un intento de verlo como una historia continua, como realmente debimos haber hecho. Seventh son... no tiene historia. Es sobre el bien y el mal, el cielo y el infierno, pero ¿no lo es todo álbum de Maiden?".



9. Dark Side of The Moon. Pink Floyd (Harvest, 1973). De esta obra se dice que forma, en su totalidad, toda una unidad de vida que va desde el nacimiento hasta la muerte, con latidos que abren y cierran el disco. Se trata de un trabajo sobre la condición humana y sus aspectos más negativos, como son la apatía, la avaricia, el envejecimiento, la discriminación y la locura, descritos a través de las canciones que lo componen. Desde la ansiedad de On the run, la avaricia de Money o el paso del tiempo en Time, cada cara del álbum constituye una pieza continua de música que reflejan varios estadios de la vida de las personas. Con este disco, la banda que en ese momento estaba liderada por Roger Waters y David Gilmour, tras la desaparición de Syd Barrett, transita por composiciones con mucha menor carga psicodélica que la que mostraban en sus discos anteriores, en un intento de hacer “algo más concreto”.


10. Abigail. King Diamond (Roadrunner, 1987). Y para los amantes del terror...una joya de la literatura musical. La wikipedia habla: "La historia comienza con una joven pareja, Miriam Natias y Jonathan La Fey; quienes se mudan a una mansión que Jonathan heredó. Antes de su llegada al inmueble, son advertidos por siete jinetes que les salieron al paso de que tal vez deberían marcharse del lugar. En su primera noche Jonathan se encuentra con el fantasma de su antepasado, el Conde La Fey. El conde le cuenta la historia de Abigail, una niña nacida muerta el 7 de julio de 1777, cuyo espíritu mora dentro de su esposa Miriam, quien se encuentra embarazada. La historia se había repetido anteriormente: la esposa del conde había estado embarazada también y llevaba consigo a la malvada Abigail, pero él la arrojó de las escaleras, matando así a la criatura que estaba por nacer. Al día siguiente Jonathan piensa en hacer lo mismo que su antepasado, pero fue demasiado tarde, pues encontró que Miriam había dado ya a luz a Abigail y no había sobrevivido al parto. La escena que contempló fue horrible: la recién nacida Abigail estaba comiéndose a Miriam. Al final, los siete jinetes regresan por Abigail y en una ceremonia es enterrada viva, clavada en su ataúd, para que no vuelva a causar más mal." Si repasáis la discografía de King Diamond, a caballo entre escritor y compositor, podéis alucinar con las historias que crea para sus trabajos. Pese a que este Abigail es el más conocido, hay otros títulos en su discografía como Them, Conspirancy o su último The puppet master, que suponen auténticos guiones de película de terror


11. Lateralus. Tool (Volcano, 2001). No sé si exactamente se puede catalogar como un disco conceptual, pero la historia tiene su aquel (si buceáis por internet hay hasta blogs dedicados al tema). Parece ser que el batería de Tool, Danny Carey, está bastante ligado a la numerología, creencia por la cual existe una relación directa de los números con nuestras aventuras y desventuras por este planeta. En base a esta pseudociencia las canciones de este disco no se deben escuchar tal y como están listadas, sino en un orden que tiene su origen en la secuencia de Fibonacci, y que aparece en la secuencia de la partitura de la batería y en las estrofas cantadas de la canción Lateralis. Al final, el orden de las canciones deberían formar dos espirales matemáticas con la canción 13 en el medio resultando la siguiente secuencia final: 6,7,5,8,4,9,13,1,12,2,11,3,10. En fin, ahí queda.


No hay comentarios:

Publicar un comentario