miércoles, 20 de julio de 2011

Décimo aniversario de Mark Knopfler en Bilbao

Después de unos cuantos conciertos sobre nuestras conciencias, son pocos los que se llevan el galardón de llegar a formar parte del ADN musical de cada uno y que pueden presumir de superar la barrera del simple recuerdo.

El pasado 3 de julio se cumplieron nada más y nada menos que diez años de nuestra entrada por la puerta grande en el mundo de los directos. Fue en la Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao con la presentación del Sailing to Philadelphia del gran Mark Knopfler, y hasta ahora por lo menos para mí, este sigue siendo el momento musical más inolvidable en el que he estado presente.


Recuerdo que aquel día amenazaba lluvia en Bilbao. Me tragué dos horas de autobús consumiendo Dire Straits en el discman, y hasta nuestra inocencia nos hacía pensar que estaríamos solos en el concierto. Ilusos. Con los nervios de los principiantes ni siquiera nos atrevimos a llevar las míticas cámaras de usar y tirar, la cola de entrada nos parecía interminable y al acceder a los túneles de entrada, corríamos como si nos fuera la vida en ello hasta pegarnos al culo de la primera barrera humana que vimos delante de nosotros. Quietos como velas a pocos metros del escenario, durante varios minutos no hablamos entre nosotros escudriñando cada detalle de lo que teníamos ante nosotros. No teníamos sed ni hambre y no recuerdo cuanto tiempo llegamos a estar allí pero, por miedo a perder la posición, sólo uno de nosotros fue a por las míticas camisetas de aquel concierto (que por cierto actualmente es tamaño mantel).

La hora señalada debió de llegar y allí, a pocos metros de donde estábamos, Mark Knopfler se había materializado en carne y hueso. Aleluya. Después de años escuchando discos como On the night o Alchemy, nunca olvidaré el momento en que este hombre apareció entre su banda como uno más, sin artificios, con la luz de la tarde todavía entre nosotros, caminando hacia su guitarra con el brazo en alto al compás de un público enfervorizado que le recibía como a una leyenda. Supongo que eso, y que comenzaran con Calling Elvis y Walk of life, me sumió en un profundo estado de shock del que todavía no me he debido de recuperar. 

A lo largo de los primeros compases del concierto, la banda nos llevaba en brazos por un repertorio hecho para noquear al personal desde el primer round con canciones emblemáticas como What it is, Romeo and Juliet o la incendiaria Sultans of Swing (¡¡qué punteo!!). Todo para que a mitad del concierto MK se deleitara con sus composiciones más tranquilas y con un público absolutamente entregado que hubiera aceptado un festival de música polaca si el maestro así lo hubiera decidido. Pero con Junkie doll daba inicio otro nivel de excelencia superior al que ya nos encontrábamos que se calentó con Pyroman, un tema inédito que nunca vio la luz, y que culminó con Speedway from Nazareth y Telegraph road. El éxtasis. No sé las veces que habré narrado como la banda iba cambiando de guitarra conforme Speedway… subía de tono para que Mark Knopfler culminara punteando en el final de la canción. Sublime.

Después la banda se retiró para regocijarse detrás del escenario de la locura generada, y para volver pocos minutos después con: Brothers in arms, Money for nothing, So far away y Wild theme, momento en el que un feligrés gritó “¡Dejad a Dios!” mientras el guitarrista se disponía a ejecutar el tema más hermoso que jamás ha escrito. Casi nada. Si en algún momento he estado a punto de llorar en un concierto fue este.

Y es que si todavía cuando escribo esto me impresiona el repertorio y todas las sensaciones que vivimos, no me sorprende recordar cómo después del concierto nos sentamos a las afueras de la plaza de toros mientras repetíamos una y otra vez “pero… ¿qué hemos visto ahí dentro?”


Qué grande fue todo, Tato.




Calling Elvis
Walk of Life
What It Is
Romeo and Juliet
Sultans of Swing
Done With Bonaparte
Who's Your Baby Now
Baloney Again
Prairie Wedding
Junkie Doll
Pyroman
Speedway at Nazareth
Telegraph Road
Encore:
Brothers in Arms
Money for Nothing
So Far Away
Wild Theme

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