Un periodista de la web Pitchfork definió la voz cavernosa de Mark Lanegan como "tan áspera como una barba de tres días, pero tan flexible y maleable como el cuero de un mocasín". Su imponente figura, su mirada, la leyenda de tipo complicado, y sus escarceos constantes con el "otro barrio", le hicieron encarnar una especie de ángel de la muerte post-grunge. Y aunque el comienzo de su vida artística tomara como referencia haber sido cantante de una de las bandas de culto del movimiento, Screaming Trees, no hubo nadie en el mundo que tratase con más fuerza de que este hecho pasase desapercibido como él mismo.
El que acabaría siendo uno de los vagabundos más venerables del rock, nos dejó en 2022 tras las complicaciones derivadas de una larga exposición al Covid que llegaría a relatar en primera persona en el libro El Diablo en Coma (Contraediciones, 2023). En la propia ficha editorial de aquel libro, él mismo afirmaba que marcharse así resultaba una broma pesada del destino, cuando según sus propias palabras, y parafraseando una de sus últimas canciones (Skeleton Key, del disco Straight Songs of Sorrow (PIAS, 2020)), "pasé mi vida intentando morir por todos los medios".
El pasado noviembre, su oscuridad Mark Lanegan hubiese cumplido 60 años. Encontramos este motivo lo suficientemente relumbrante, y si no ya nos hubiésemos encargado de encontrar otro igual de válido, para repasar la trayectoria de una de las voces más atractivas e icónicas del rock de finales y comienzos de siglo.
 |
Mark Lanegan por Gaelle Beri |